MI PARTIDO

Rajoy se fue triste, Florentino cabreado y Benítez hundido

Florentino y Rajoy presenciaron la derrota del Madrid desde el palco

Florentino y Rajoy presenciaron la derrota del Madrid desde el palco / sport

Josep Mª Casanovas

CAMPEÓN Y ASPIRANTE. Los aficionados del Madrid comenzaron pitando a Piqué y acabaron pitando a su equipo, Cristiano incluido. El Barça les dio una lección de fútbol. Las cartulinas blancas que sirvieron para recibir al equipo con un gran mosaico, al final fueron agitadas contra el palco y el entrenador, una pañolada merecida. La crisis está servida. Mientras medio Bernabéu gritaba a coro “¡Florentino dimisión!” los ochocientos seguidores barcelonistas situados en el gol sur gritaban en plan de mofa  “¡Florentino presidente!” y “¡Cristiano quédate!” La diferencia en el campo fue abismal. El Barça hizo un partidazo y el Madrid dio la sensación de que es un laboratorio de pruebas. Fue una tarde de contrastes brutales. Bravo se reveló como un portero imbatible, Keylor Navas no salvó ningún gol. Iniesta fue despedido a lo Ronaldinho, con la afición blanca en pie aplaudiéndole, Modric fue un alma en pena. Neymar confirmó que es un valor en alza, Cristiano dejó claro que está buscando la puerta de salida. Suárez demostró que es un matador, Benzema y Bale no dieron la talla. Así se explica que el presidente Rajoy, que proclamó su madridismo en el palco, se fuera triste. Florentino se fue lo siguiente, cabreado. El Barça del triplete es un equipo campeón mientras que el Madrid sigue siendo un aspirante que no mejora.

LUIS ENRIQUE SUBE, BENÍTEZ BAJA. Un detalle que no debe ignorarse. El Barça sin Messi humilló al Madrid de Cristiano, Benzema y Bale. Luis Enrique ganó ayer muchos enteros. Supo tratar el tema Messi con mano izquierda e inteligencia. Fue un acierto que comenzara en el banquillo ya que físicamente no tenía la forma ni la resistencia para aguantar un partido tan duro. Salió con el 0-3 y disfrutó de la fiesta. Por el contrario Benítez se bajó los pantalones y lo pagó caro. Los jugadores le hicieron la alineación y quedó en evidencia jugando un 4-3-3 que fue un fracaso. Perdieron el centro del campo, la defensa fue superada con frecuencia y a pesar de jugar con muchos atacantes, no marcaron ni un gol. El entrenador manda poco y se nota, los jugadores no confían en él, la situación se le escapa de las manos. El mejor Barça se comió al Madrid sin compasión.