Mi verdad

Carta abierta al médico de Luis Enrique

Luis Enrique celebra uno de los goles de su equipo en el Barça-Huesca

Luis Enrique celebra uno de los goles de su equipo en el Barça-Huesca / sport

Josep María Casanovas

QUERIDO DOCTOR: Me dirijo a usted, sin tener el gusto de conocerle, para que traslade a su paciente unas reflexiones, sinceras pero no críticas, con la esperanza de que ayuden a mejorar el estado de ánimo del técnico del Barça. Si le ha recomendado que no lea la prensa, como explicó el propio Luis Enrique, debe ser una terapia nueva que quizá contribuya a mejorar el sueño pero que puede tener efectos negativos a considerar. No es bueno que el entrenador del Barça se aísle de la realidad y quiera vivir en una burbuja. Si cree que todo el mundo va en dirección contraria y solo él circula en la buena dirección, corre el riesgo de tener problemas de comunicación incluso con sus propios jugadores. Esto sería grave. Sabíamos que Luis Enrique tenía un psicólogo en el staff técnico que le puede ayudar a superar las neuras que causan los malos resultados. Lo que no sabíamos es que tuviera un doctor de cabecera como escudo protector. Si su paciente conoce tan bien el Barça como presume, que se lo aplique. Ocho temporadas de jugador y tres de entrenador del filial deberían servirle para no dar la espalda a las primeras críticas. De ellas también se aprende. No sabemos si el doctor, aparte de recomendarle que no lea la prensa, también le recomienda alineaciones. En tal caso, sería positivo decirle que no es bueno cambiar el once cada partido ya que así es imposible conjuntar el equipo y más en un año de transición.

DEL CONCIERTO AL DESCONCIERTO. El banquillo del Camp Nou, cuando las cosas no vienen de cara, se convierte en una silla eléctrica. Pero no es el caso que nos ocupa. El equipo cumple en la Champions las expectativas previstas y en Liga no toca dramatizar ya que queda mucho calendario por delante. No hay que llamar al mal tiempo con declaraciones que perturban más que tranquilizan. Luis Enrique no se debe obsesionar con Guardiola y mucho menos con Martino. Tiene que hacer su camino, con sus ideas y métodos de trabajo. Lo que no puede evitar es que la afición se olvide del pasado, siempre será una referencia, para bien y para mal. Querido doctor, lo que tiene que vigilar es que el entrenador del Barça haga vida normal. La prensa no es como el tabaco, no perjudica la salud de nadie. Hay que evitar que Luis Enrique caiga en los problemas de Sabina. El cantante en un concierto tuvo que suspender la actuación porque le entró miedo escénico. Al entrenador del Barça, con tanto desconcierto en las alineaciones, parece que le ha entrado miedo a la prensa.