MI VERDAD

Ataque de vedettismo, crisis de vanidad, celos de barcelonismo

Josep Maria Casanovas

EL CAMPEÓN DE LOS EGÓLATRAS. No es un buen profesional. Y si me apuran, tampoco es una persona de fiar. Tirar la piedra y esconder la mano es de cobarde. Denunciar, sin tener la valentía de llegar al fondo, es un golpe bajo al club que le paga. Eso es lo que ha hecho Cristiano Ronaldo, poner una bomba de relojería en el Bernabéu, dar carnaza a los medios para que especulen y polemicen. Es una puñalada por la espalda a Florentino Pérez ante la pasividad y el sospechoso silencio de Mourinho. El mánager que presume tenerlo todo controlado es cómplice de esta explosión controlada. Todo muy raro y sucio. Justo al día siguiente de que se cierre el plazo de fichajes y traspasos, la estrella blanca salta a la prensa para decir que no es feliz, que no se siente querido y que se quiere ir. ¿Qué hay detrás de esta puesta en escena digna de un mal culebrón portugués? No lo duden, dinero, lo único que mueve a los mercenarios. Es un ataque de vedettismo, una crisis de vanidad al ver que entre Messi e Iniesta le quitan todos los premios. Con este comportamiento infantil, el campeón de los ególatras se gana cada día más enemigos.

EL MADRID ACABARÁ PAGANDO. Con un descaro intolerable, Ronaldo ha destapado la caja de los truenos en el momento mas inoportuno, después de la primera victoria y con un parón liguero por delante. Se fue a Portugal y ha dejado aquí el problema. Gran error, la ropa sucia se debe lavar en casa. El sábado estuvo con Florentino y le transmitió su disgusto. No quedaría muy contento de la reunión cuando al día siguiente lo dejó al pie de los caballos. Lo que queda por ver es si es una simple postura de fuerza para que le mejoren el contrato que acaba en el 2015 o es el primer paso para conseguir que lo traspasen al París SG. Los petrodólares han llamado a su puerta. En Madrid gana doce millones de euros libres de impuestos y quiere dieciséis, lo que significaría con la nueva norma fiscal un coste para el club blanco de 34 millones. Una cifra impagable, un insulto al sentido común, una provocación en un país donde hay cinco millones de parados. La queja/reivindicación del portugués es una jugada peligrosa ya que ha sentado fatal a la afición madridista. Pero que nadie se tome en serio esta salida de tono, esto se arreglará con 'money'. El Madrid acabará pagando...