CHUPANDO BANQUILLO

CRispado y CRiticado

Josep González

Desconozco si influyó en su personalidad o si solo es pura anécdota, pero resulta tremendamente curioso que a Ronaldo sus padres lo bautizaran de tal guisa por la profunda y extraña admiración que le profesaban a Ronald Reagan... uno de los más pésimos actores que ha dado Hollywood y uno de los más nefastos presidentes que ha padecido Estados Unidos. Indiscutible, aunque vista de blanco y con el cuello alzado, su enorme categoría como jugador, sus formas y ademanes distan mucho del señorío que siempre se ha comulgado desde Chamartín. Velocidad endiablada, dinamismo y desmarque en ataque, disparo poderoso y excelente remate son algunas de sus incuestionables virtudes. En el lado oscuro, su incontrolable egoísmo, su excesivo individualismo y su desprecio al colectivo son tics que empequeñecen y embadurnan la figura de uno de los futbolistas más mediáticos y admirado-odiado del mundo.

Su comportamiento, en el campo y fuera de él, roza en ocasiones lo grosero y ofensivo y, cual niño mimado y consentido, sus rabietas y chulescos gestos, peinetas incluidas, a las aficiones rivales e, incluso, el desplante a su propia grada son algo ya demasiado habitual. El idilio del madridismo con el crack de Madeira parece que empieza a mostrar grietas y el runrún del Bernabéu hacia el portugués cada vez es más sonoro, pese a llevar nada menos que 26 goles en 25 partidos y... 28 faltas lanzadas al arcoíris. En otras circunstancias, tal vez sería el indiscutible nº 1 del mundo, pero, con permiso de Xavi, Iniesta y el resto de rivales, le ha tocado compartir tiempo y espacio con Messi. Esa, posiblemente, sea su mayor y más grande frustración. El que, dice, envidian por ser guapo, rico y gran jugador no soporta ser un segundón, por eso desprecia hasta el Balón de Oro... cuando, claro, no le corona a él. Mientras siga el reinado de Messi, deberá conformarse con ser portada del Pro Evolution Soccer o lucir calzoncillos y abdominales en los anuncios de Armani.