A GOLPE DE AVE

Soñar no cuesta nada

José Antonio Abellán

Esta semana, interregno entre el término de la Liga y la Champions y el inicio del Campeonato del Mundo, está siendo sin duda la de los sueños. Mientras los españoles se calientan con la selección nacional o la selección nacional calienta a los españoles, los aficionados al fútbol sueñan con fichajes extraordinarios para sus quipos. Soñar no cuesta nada. Y una gran maquinaria se ha puesto en marcha para facilitar esos sueños. 

Se han puesto en marcha muchos representantes de los jugadores. Es su oficio. A más se muevan sus jugadores, más dinero ganan. Se han puesto en marcha los clubes que necesitan mantener la moral de sus aficionados. Y, en muchos casos, son los que intoxican con rumores. Se han puesto en marcha muchos periodistas. Si le llegan rumores o noticias las cuentan. Y se han puesto en marcha los medios. A más sueños se faciliten a los aficionados más audiencia o más lectores tienen. Es así. Es un juego maravilloso asumido y pactado tácitamente. Y no pasa nada si de un día para otro cambia la noticia. Nadie se siente ofendido. 

Los aficionados de los equipos triunfadores de esta temporada sueñan con retocar el equipo para seguir en la gloria. Es el caso del Real Madrid. Los aficionados de los equipos perdedores sueñan con revolucionar la plantilla y fichar a todos los que sean necesarios para volver a triunfar, como es el caso del Barcelona. Fichar es la palabra cloroformo para iniciar el sueño. 

Y los aficionados de otros, como el caso del Atlético de Madrid, sueñan con que no les deshagan el equipo. Y que, si se llevan a algunos jugadores que el club gane el dinero suficiente para fichar a otros tan buenos como los que se irán para seguir haciendo historia. 

Soñar. Ese es el verbo que se está conjugando esta semana. Es lo que toca. El problema es que soñar con comprar futbolistas no cuesta nada pero poner después el dinero que vale sobre la mesa es otra cosa. 

No hay un euro y, por lo general, todo el mundo marea y marea la perdiz. Hasta que, de pronto, alguien pone el dinero para comprar un jugador. El que sea. Uno solo. Y,  en ese momento, se produce un fenómeno sorprendente. Una especie de rosario futbolero que va enganchando fichajes como cuentas. 

Todo parece indicar que el equipo que producirá la cadena será el Barcelona. Lo tiene todo en sus filas. Un equipazo. Pero esta temporada no se ha comido una rosca. Aunque, antes de seguir, habría que matizar ese fracaso porque el Barça fue finalista de la Copa del Rey y, en la liga, estuvo a un gol de ganarla. No creo que sea un fracaso tan horrible. Eso sin mirar las circunstancias que rodearon al equipo durante todo el año y que tantas veces he repetido en esta columna. Pero el señor Bartomeu tiene que hacer olvidar a todos que es un ‘okupa’ de la presidencia del Barça y, para ello, está dispuesto a tirar la casa por la ventana. 

Dicen que va a fichar a cuatro o cinco jugadores. O más. Lo que sea. Necesita que los barcelonistas sueñen más que nunca y está dispuesto a que el Barcelona sea el club que empiece con la noria de la pasta. Pondrá una buena cantidad dinero para fichar a algún gran jugador y, a partir de esa cantidad, el mercado empezará girar. Y el equipo que haya vendido comprará a otro jugador con ese dinero y la cadena se irá desgastando poco a poco en comisiones y prebendas hasta que no quede un euro…

Pero aún es pronto para que se ponga en marcha ese fenómeno financiero. Ahora solo es tiempo de soñar. No cuesta nada.