FUTBOL BASE

El remate de cabeza que acabó en gol... y la nariz rota

Hay veces que un gol no sirve para gran cosa y, por el contrario, se paga muy caro

Gavi en una fotografía con Javier Mascherano

Gavi en una fotografía con Javier Mascherano / sport

Josep Capdevila

Se llama Pablo Páez Gavira. Es un jugador sevillano, fichado esta misma temporada procedente del Betis y que juega en el alevín A. Es el jugador más joven que habita en La Masia (en agosto cumplirá 12 años) y es todo un personaje en la residencia de los jóvenes del FC Barcelona. Hay jugadores que no han sabido adaptarse a la vida en La Masia, pero no sería su caso. Extrovertido, se ha convertido, en el buen sentido de la palabra, en un "tormento" para los demás residentes. No para. Siempre para arriba y para abajo, no le ha costado hacerse amigo de todo el mundo. Futbolísticamente, además, todo el mundo habla maravillas de él y apunta como jugador de gran futuro, teniendo muy en cuenta que estamos hablando de un niño de 11 años y que ya se sabe que en el mundo del fútbol es muy fácil equivocarse con los pronósticos.

Pero ahora Gavi, como se le conoce, deberá estar unas semanas más tranquilos. Él fue uno más de los jugadores que estuvo sin jugar hasta enero (no se podía inscribir su ficha) y ahora que estaba disfrutando jugando de nuevo, una lesión le tendrá KO una temporadita. Gavi jugó el pasado fin de semana con sus compañeros del alevín A barcelonista el Torneo Solidario Sant Cugat Esport- Fundación Vicente Ferrer. El sábado tocó derbi contra el Espanyol. El marcador era de empate a 0 cuando Gavi, todo pundonor, se lanzó a rematar en plancha un centro de un compañero. Lo consiguió. Remató y marcó el 1-0 para el Barça. Pero a la vez que remataba, se encontraba con la pierna del portero del Espanyol, que había salido a intentar despejar el balón. Y la pierna chocó de pleno contra su pobre nariz. Si, había marcado, pero tenía la nariz rota. Una jugada totalmente fortuita. La mala suerte del fútbol. Pero allí se acabó el partido para él. La acción dejó también algo tocados a sus compañeros, que acabaron perdiendo por 2-1.

Gavi tuvo que pasar por el quirófano el domingo. Nariz arreglada y, eso si, ahora deberá estar algo más de un mes sin poder jugar a fútbol. Mala suerte después de estar ya media temporada sin poder jugar. Pero que nadie dude que en los próximos años seguiremos oyendo hablar de él y no solo porque se rompa la nariz marcando un gol...