A CONTRALUZ

El estilo tampoco se toca

Danae Boronat

El entrenador ideal no existe. Los reputados son demasiado caros, los jóvenes inexpertos, los de aquí no venden, los de allí desconocidos. Intentando hacer el ejercicio de situarnos en la piel del que debe escoger se entiende la dificultad de la tarea, no obstante, tras el invento del Tata Martino hay una serie de condiciones que el aspirante a sentarse en el banquillo del Barça debe cumplir. El expresidente Rosell se sacó de la chistera al argentino porque ni él ni el resto de responsables deportivos, Bartomeu y Zubizarreta, actuaron con agilidad siendo conscientes de la gravedad de la situación de Tito Vilanova. No tenían a un entrenador en la recámara y cuando fueron a buscarlo era tarde y se quedaron con lo que quedaba. El Tata pareció una buena opción, aire fresco, buen talante, admirador del fútbol del Barça, capaz de gestionar a Messi, pero ha resultado ser un error puesto que decide irse superado por la grandeza del club y su famoso entorno. Le ha venido grande y aunque ganara la Liga su decisión de marcharse habla por sí sola. 

El club debe responderse a una serie de preguntas que acabarán dando con el candidato más adecuado, nunca ideal. Visto lo visto, para dirigir el proceso más complicado de un gran equipo, el de renovación tras un periodo de gloria, la personalidad del que entrena es tan o más crucial que su sabiduría. El Tata no ha sabido estar por encima de los comentarios y críticas, aunque abstraerse no sea sencillo. Se ha preocupado demasiado de la opinión publicada y no ha sido valiente en las ideas de cambio que intentó proponer. No sabemos si fue porque el equipo no creyó en ellas lo suficiente o porque él sucumbió a la presión.

Sea como sea, es el Barça el que debe decidir a qué quiere jugar y cómo y con esa idea clara el círculo se reduce. Si le sumamos la necesidad de encontrar un carácter de líder y una figura respetada por el vestuario repleto de campeones del mundo las posibilidades son todavía menores. Si algo me ha quedado claro a mí este año es que el estilo, igual que Messi, no se toca. Y que el entrenador no puede ser considerado un buen tipo, aunque al bueno de Rijkaard le funcionara (tenía su poli malo). Pregunten a los pupilos de Guardiola, era el demonio con cara de ángel más exitoso. Muy pocos pueden dirigir al Barça, y muy pocos pueden hacer del Barça un gran equipo. El reto, con revolución más o menos profunda, está al alcance de tres o cuatro ahora mismo.