eurocopa 2016

Iniesta, con el espíritu de Saint-Denis

El manchego es el termómetro de la selección. Si juega al nivel de los partidos ante checos y turcos, España puede sentirse muy tranquila

La primera Champions de Iniesta en París

La primera Champions de Iniesta en París / sport

Jordi Gil

Pisar el césped de Saint-Denis producirá un cosquilleo especial a Andrés Iniesta. En el Stade de France vivió una de las noches más emotivas de su carrera. Hace diez años, en mayo del 2006, Iniesta arrancó con la desazón de verse de entrada en el banquilo cuando se había ganado la titularidad con una exhibición ante el Milan en semifinales jugando de pivote. Andrés dio un giro a sus sensaciones cuando entró tras el descanso en sustitución de Edmílson y comandó la remontada frente al Arsenal. Andrés ganó su primera de las cuatro Champions en el mismo estadio donde estar tarde jugará un partido a cara o cruz con La Roja. Hace diez años fue uno de los héroes barcelonistas y hoy mantiene la misma ambición para continuar avanzando en la Eurocopa.

Curiosamente, hace una década salió para organizar el juego desde la posición de medio centro y con la selección está adoptando un rol similar con la variación del sistema de Del Bosque. España ha pasado a jugar con un solo pivote, Sergio Busquets, con la retirada de Xabi Alonso, y toda la responsabilidad de la creación de juego recae en Iniesta. Tampoco está Xavi de interior y el equipo tiene una fisonomía distinta. Busquets debe multiplicarse en funciones defensivas y Andrés coge la batuta para armar el juego. Los otros jugadores de creación, Cesc y David Silva, juegan más avanzados. El de Arenys rompe desde atrás para buscar el factor sorpresa en el área, mientras que el canario arranca desde la derecha para buscar desequilibrio hacia dentro.

EL MAL CONSEJO DE TEN CATE

Del Bosque ha dado toda la libertad creativa al de Fuentealbilla. Una confianza basada en su espectacular trayectoria con la selección. A Rijkaard le costó un poco más darle el mando absoluto en una final de la Champions. El holandés, aconsejado por Ten Cate, prefirió dar fortaleza al centro del campo con Edmílson y Van Bommel junto a Deco. La fórmula con raíces italianas de Rijkaard no funcionó. El Barça se atascó y le costaba mucho crear juego ante un Arsenal que estaba con diez jugadores por la expulsión del portero Lehmann. Frank asumió su error y no le cayeron los anillos por actuar en el descanso. Edmílson se quedó en la caseta y Andrés comandó la nave. La decisión no pudo ser más acertada. El equipo ganó en fluidez y la avalancha blaugrana fue total cuando se marchó Van Bommel y entró Larsson. No estaban Edmílson y Mark, pero Iniesta funcionaba por los dos.

La traca final llegó cuando Belletti sustituyó a Oleguer y se rompieron todas las cadenas defensiva. El Barça remontó el partido con los tantos de Eto’o y de un goleador inesperado, como Juliano Belletti. El conjunto blaugarna volvía a coronarse después de Wembley 92 y daba paso a la mejor época de su historia. El equipo que disfrutaba con la sonrisa de Ronaldinho abrió el camino para el posterior centrado en Messi, que vio la final del 2006 como uno de los descartes por salir de una lesión, pero que tienen un nexo en común, la conducción del juego de Andrés Iniesta.

El fútbol ha evolucionado en los últimos tiempos, pero la importancia de un futbolista como el canterano blaugrana se mantiene intacta. España funcionará si Andrés se encuentra cómodo. Italia le presionará, pero tiene recursos y experiencia para solventar cualquier situación. Frente a Croacia acusó cierta fatiga, pero ha tenido seis días para recuperar fuerzas y ser el futbolista que impulse a La Roja.