SOBRE EL TERRENO

El día que Alonso dejó en ridículo a McLaren

Ha sido, precisamente, Alonso quien ha destrozado y ridiculizado a McLaren

Ha sido, precisamente, Alonso quien ha destrozado y ridiculizado a McLaren / sport

Emilio Pérez de Rozas

Ustedes lo recordarán perfectamente. En esta misma contra en la que ustedes y yo solemos intercambiar opiniones (yo escribo y ustedes murmuran con los suyos, jajaja), les comenté, poco después de que Fernando Alonso se viese obligado a hacer una aparición improvisada en su Twitter desde el jardín de su casa en Oviedo (para decir que estaba bien), que es posible, muy posible, que los latinos y los mediterráneos seamos muy impulsivos, no parezcamos saber organizarnos ni tener la frialdad y la organización de los del norte, pero sabemos perfectamente qué está bien y qué está mal. Y la forma en que McLaren y el bicampeón asturiano afrontaron su accidente fue del todo punto impresentable, errónea y horrorosa.

De la misma manera que los poderosos, mandones y bien organizados alemanes parecen haber metido la pata hasta el fondo en el reciente, durísimo, doloroso y lamentable accidente aéreo, todo parece indicar que las sabias y orgullosas mentes del ostentoso equipo McLaren-Honda, liderado por el altivo Ron Dennis, metieron la pata a la hora de no contar, ocultar, mantener un lamentable secretismo sobre el asunto e impedir, durante un montón de días, casi semanas, que nadie supiese nada, real, cierto, exacto, de lo que había sucedido en Montmeló, durante ese giro, ese despiste, esa salida de pista y ese accidente.

También les conté en aquel artículo que no hay nada peor en esta vida que ocultar, que dar la callada por respuesta y, sobre todo, que confundir. Porque eso provocó, como ya oyeron, vieron y leyeron todos ustedes, un montón de suposiciones, algunas barbaridades y cientos de sueños. Pero, como no había noticias, hubo rumores. Y eso, más que un error de los que los propagaron, que también, es un error de McLaren y Alonso.

Y ha sido, precisamente, Alonso quien ha destrozado y ridiculizado a McLaren al contar que todo fue culpa de un fallo mecánico. Y, ahora, que cada uno siga creyéndose lo que quiera. Porque, insisto, cuando no se cuenta la verdad, tenemos derechos a suponer. Lo siento. En el pecado llevan la penitencia.