Guardiola se despide ante el maestro Bielsa

Pep Guardiola afrontará el próximo 25 de mayo su último partido como técnico del Barça. Y lo hará tal y como empezó su círculo virtuoso con una final de la Copa del Rey ante el Athletic. Un último reto que supondría su 14º título como entrenador azulgrana y para el que tendrá como rival en el banquillo a Marcelo Bielsa, uno de sus maestros.

“Bielsa es el mejor entrenador del planeta. Ojalá hubiera sido jugador suyo y me hubiera entrenado”, aseguraba el técnico de Santpedor en la rueda de prensa previa a la visita del Barça a San Mamés durante el campeonato liguero. Y es que la admiración de Guardiola por Bielsa es conocida por todos. De hecho, el entrenador argentino fue una de los técnicos con los que Pep se entrevistó nada más obtener el título de entrenador de fútbol.

No es para menos. El actual entrenador del Athletic de Bilbao está considerado como uno de entrenadores más innovadores de la era moderna y, a sus 56 años, cuenta con una dilatada experiencia como seleccionador de Argentina y de Chile, con los que disputó los Mundiales de 2002 y 2010, respectivamente. Además, Bielsa también ha ganado el oro olímpico con la albiceleste en Atenas-2004.

Una extensa carrera que contrasta con la breve, pero exitosa carrera del entrenador catalán que en tan sólo cuatro años no sólo ha conseguido sumar 13 títulos (tres ligas, dos Champions, una Copa del Rey, dos Mundial de Clubes, tres Supercopa de España y dos Supercopas de Europa), sino que ha enamorado al mundo entero con el fútbol de su equipo.

"La pérdida de Guardiola es mayúscula para el fútbol. Lo que ha hecho es inolvidable y que no permanezca es una perdida", afirmaba Marcelo Bielsa horas después de que el técnico del Barça anunciara su decisión de dejar el banquillo del Camp Nou al final de temporada. El maestro, rendido ante su discípulo.

Eso sí, el próximo 25 de mayo en el Calderón los halagos y el respeto mutuo fuera del campo darán lugar al juego de estrategias y esquemas tácticos en busca de un mismo reto: alzarse con el último título en juego de la temporada. Un título que para el argentino recompensaría la gran temporada de su equipo, finalista en la Europa League y décimo en la Liga, y que para Guardiola sería el broche perfecto a su etapa como entrenador del Barça.