Nos han robado a uno de los nuestros

JUAN MANUEL DÍAZ

Esta madrugada, nos han robado a uno de los nuestros, un amigo, un periodista, un hermano. Jorge López llegó a Barcelona a principios de los 2000 para, a caballo de 'Olé' y SPORT, hacer lo que más le gustaba en el mundo: vivir, sentir, escribir, explicar saber de fútbol. Llegó de la mano de Javier Saviola, de Juan Román Riquelme y vio cómo La Masia alumbraba "un fenoooómeno", como él lo llamaba, Leo Messi.

Durante esos años amparó a Juanpi Sorín, a Bonano, a Maxi López, a Gaby Milito... Jorge, el 'Topo', era un chaval de Buenos Aires con la picardía de los argentinos y la sapiencia periodística del que se ha forjado en una buena escuela, como es 'Olé', y se convirtió en uno más de la sección de Barça. Albert, David, Manolo, Quim, Toni, Toni, Quico, Uri, Lu, Santi, Ignasi, Deme, Elsa... Pero también Joan, Javier, Juan Carlos, Sagris, Esther, Àngels, Cristina, Xavi, Mercè... Todos, estos que he nombrado y el resto de los que formamos SPORT, tenemos anécdotas con 'Topito'. Aquel teléfono imprescindible, aquel balón para tus hijos, o aquella foto firmada por 'El Conejo', y siempre aquella 'nota' pendiente de publicar. 

Con el 'Topo', a donde no llegaba la pluma llegaba la espada argumentativa, y su habilidad para hacerse con la gente e intuir las noticias le permitían encontrar una historia maravillosa debajo de una piedra, armar un jersey con un trozo de hilo, regalarle a nuestro diario una maravillosa entrevista que nadie más había conseguido. Allí estaba la foto que lo atestiguaba. Un todoterreno de lujo que intervenía en la Radio, aparecía en la Televisión y vivía en Prensa.

Decidió regresar a su país a principios de 2005. Ya había dejado bendecido a Leo Messi y al Barça, que estaban a punto de vivir su etapa más gloriosa. Pero siempre siguió unido a nosotros, con un pie en cada orilla, en cada Mundial, en cada Copa América. Estuvo 'chequeando' al Tata Martino y preparando a Messi y Mascherano a principios del 2014.

Como corresponsal de SPORT en Argentina, era uno de nuestros enviados especiales al Mundial de Brasil. El destino ha querido que en las vísperas del duelo entre Holanda y su Argentina, tres inconscientes se hayan cruzado en el camino de Jorge en una calle del Gran Sao Paulo. Se han llevado por delante a uno de los nuestros, a los 38 años y dejando atrás a su familia, en especial a Verónica y sus hijos. En estos tiempos tan tristes, tan duros, de supervivencia profesional y social, solo queda llorarle. Y Leo, perdona el atrevimiento: hacedlo, también, por el Topo.