Sexto sentido

Pecho a temperatura ambiente

Leo Messi con la selección argentina

Leo Messi, con la selección argentina / sport

Carme Barceló

Me había jurado a mí misma vivir este período electoral azulgrana en formato Flores de Bach, pero el devenir de la cosa me lo impide. Tengo el mal vicio de tomarme el primer café del día con las redes sociales como compañía no humana y me sienta mal. Fatal. Twitter se ha convertido en un marasmo de palmeros, resentidos y ‘sin sustancias’ que da grima. Así que desde este fin de semana me dije a mí misma que me conectaba con las redes después de cenar. Y no sé si ha sido peor el remedio que la enfermedad. El horario nocturno del sábado me ha supuesto un tsunami de tuits sobre Messi y su ‘pecho frío’ vistiendo la camiseta de la selección argentina. En estos lares le cambian alguna vocal y el pecho se convierte en otro atributo, gélido también, en eso de ponerle alma al juego de uno. Los argentinos le ven más catalán que al timbaler del Bruc y los de esta parte del globo nos quejamos de que aquí no habla y que solo atiende a los micrófonos de su país. A Leo se le ha hinchado la zona genital y me cuentan que su estado anímico va del bajón al mal humor para acabar desembocando en esa tranquilidad vital que marca su talante, más maduro que nunca, por suerte para él y para los que le disfrutamos. Ese carácter que fluctúa entre la tranquilidad y la madurez debería proyectarse en algunos candidatos a la presidencia del Barça. Resulta que un crack como Arda Turan, incluido en la lista de la compra de Luis Enrique desde hace semanas, hace derrapar por los pasillos el carrito de los aspirantes a la poltrona, Bartomeu al margen. Encajan mal los goles que suma el club porque no llevan su rúbrica. Ponen contra las cuerdas al presidente de la gestora que, asustado por la vehemencia verbal y algo amenazante de alguno, le pasa los trastos a Faus para que remate. Las formas de siempre. El que conduce el tanque, habla de submarinos. El que critica la jugada ahora, ha sido el jefe de estrategia en situaciones similares. El que muere matando mirándose el ombligo. El que aprueba el fondo con la boca pequeña y critica a gritos la forma. Porque el fichaje de Arda cierra bocas y camisas. A pecho abierto, poco. Y de pecho frío, nada. Pecho a temperatura ambiente. Encajar derrotas también es un arte. Pero eso, por el momento, solo sabe hacerlo Messi.