Sexto sentido

Besos y abrazos

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Leo Messi / sport

Carme Barceló

Las han visto de todos los colores. Ha sido una temporada larga y tortuosa. Sacrificada. Trabajada. Durísima. Hemos visto sangre, mucho sudor y, al final, también lágrimas. Esta campaña ha sido un compendio de todos los sufrimientos, de los dolores, de los juicios reales y paralelos y de las incesantes e incansables campañas desde Madrid. Pero hemos asistido también a una extraordinaria explosión de emociones que nos ha puesto delante de los ojos todo un escaparate de afectos y de sentimientos. La suma global ha obtenido un excelente resultado, histórico incluso, celebrado por el barcelonismo y devaluado por los interesados en desmerecer y opacar los logros de este Barça. Muchas imágenes nos han regalado estos días de gloria pero yo me quedo con el abrazo de Luis Enrique y Messi, extenuados, en el césped del Vicente Calderón. Porque fue la fotografía de cómo es y de qué está hecha esta plantilla. De lo que unos y otros han tenido que ceder, luchar, perdonar, corregir y mejorar para volver a ganar. Es la imagen de la complicidad. El lenguaje no verbal nos completa la lectura de los hechos y sobre este equipo nos ha escrito una novela deliciosa, libro que al parecer se le hace pesadito de leer al madridismo. Ya dijo Cristiano, allá por el mes de febrero, que “yo no tengo que cenar con Benzema o invitarle a mi casa. Lo importante está en el campo. No necesito besitos ni abracitos”. La MSN ha hecho pupa. Mucha. Ese tridente cómplice en el campo, amigos fuera de él, que destila buen rollo y que hasta el último día ha mostrado su efectividad en lo deportivo, para el enemigo también ha sido letal en lo anímico. Y la puesta en escena emocional de todo el equipo, demoledora. Hay cosas que no se pueden fingir. Y otras que no se pueden copiar. Y este Barça es real. Más que el que se escribe con mayúscula. Con besos y abrazos y cuando ha tocado arremangarse, bajar al barro y trabajar duro.