El Mini no batió su récord, pero presentó una buena imagen

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Las previsiones no eran tan optimistas como el año pasado, cuando 8.369 personas se dieron cita en el Mini Estadi para presenciar el partido de ida de cuartos de final contra el PSG, pero la afición culé volvió a demostrar que, en los días grandes, está con el Barça femenino y ante el Rosengard, si bien no se superó ese registro, sí que se congregaron un total de 7350 aficionados.

 Clubes de fútbol base de toda Catalunya, peñas azulgranas y numerosas escuelas se dejaron ver en las gradas del Mini, que ya desde una hora antes del partido empezó a notar ambiente en los aledaños. El hecho de que hubiera que pasar por las taquillas para recoger las entradas gratuitas que ofrecía el club, sin embargo, provocó un efecto botella que hizo que mucha gente no pudiera entrar al recinto hasta bien entrada la primera parte. De hecho, la imagen de las gradas en el minuto uno y a la media hora de juego no tenía nada que ver. 

El público tardó en animarse

El hecho de que el estadio no acabara de tener una buena imagen hasta mediada la primera mitad hizo que la presión ambiental y los gritos de ánimo a favor de las jugadoras no terminaran de arrancar hasta la recta final del primer tiempo. Especialmente cuando Alexia rozó el gol en la ocasión más clara del primer tiempo para el Barça. A partir de ahí sí que se dejó notar ese aliento para acompañar a las futbolistas azulgranas a intentar lograr una gesta histórica.