David Carabén: "Las cosas no pueden funcionar solo con Messi"

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Luis Enrique se despidió diciendo que no le preocupaba su legado, ¿ha dejado huella?

Yo creo que ha sido uno de los mejores técnicos que hemos tenido. Lo que ocurre es que venimos de encadenar unos entrenadores que nos han hecho muy especiales a nivel mundial. Un tipo como Guardiola no sólo hacía jugar de una forma divina al equipo también era inspirador. Había una parte de él que conectaba muchísimo con el país y con el culé. Con esta cosa de hacerte soñar que otro mundo es posible. Que el fútbol no es solo fútbol. Y entonces nos encontramos con un Luis Enrique que es mucho más terrenal. Con los entrenadores pasa un poco aquello de que los perros se parecen mucho a sus amos. 

¿Cree que ha mantenido la bases del estilo del Barça?

Luis Enrique era todo entrega, generosidad, pero también tenía un punto de anarquía. Ha hecho jugar a sus equipos así partiendo de la base que conocía los compromisos estilísticos de este club. En lo que no me ha gustado es el hecho de no creer tanto en la cantera. 

¿Qué grado de responsabilidad le atribuye? 

No digo que necesariamente sea solo culpa suya, también hay una mala gestión en el club. El simple hecho de echar a alguien como Eusebio, que ahora vemos el tipo de entrenador que es, es una cagada absoluta. Ha habido una serie de errores encadenados que han hecho que se haya hecho una apuesta descafeinada. Y eso creo que es un error de la directiva.

"Me gusta el perfil de Valverde, pero veo complicado el ascendente que pueda tener en las estrellas que tenemos"

El Barça ha tenido esta temporada problemas de identidad. ¿Cómo ve el futuro del primer equipo?    

Yo creo que la aspiración de un entrenador del Barça debe ser el control del juego. Pero no creo que sea por ‘cruyffismo’. Solo tienes que haber vivido los años ochenta del Barça, que fue un zapping esquizofrénico de estilos. Fútbol argentino, fútbol alemán, fútbol inglés... Cada entrenador intentaba cambiar la identidad del club, pero entonces es cuando te tienes que parar a analizar qué le va mejor al Barça, ¿qué estilo casa mejor con un club? Pues aquel que en la derrota genere menos impaciencia en la grada.

La apuesta por Rijkaard fue un buen ejemplo de eso en un momento de muchas urgencias...

Exacto. Pero, ¿cuándo te das cuenta que el Barça no puede jugar al estilo inglés o al estilo del Atlético? En la segunda temporada de Venables o con Robson. Un estilo de juego de correcalles enfada a la gente, ¿por qué? Pues porque esta gente está pagando una localidad que cuesta un dineral en uno de los estadios más bonitos del mundo y con los jugadores más caros del mundo. ¿Cómo demonios puede ser que no tengas el balón? Tiene una lógica aplastante. A Menotti cuando llega aquí le hablan de las urgencias históricas, pero él piensa: ‘coño, aquí tengo a Maradona, a Schuster; lo último que puedo hacer es jugar al contragolpe. Tenemos que mandar nosotros’. Ya se había dado cuenta Laureano; ¡rondos! Pam-pam-pam. Controlamos el partido. ¿Por qué? Porque los catalanes también tenemos esta fantasía, la de ser líderes, ser emprendedores, tener algo que decir al mundo. 

Precisamente el Barça actual ha descuidado el mediocampo, el tridente de algún modo se ha convertido en problema y solución...

Es lo de siempre. Normalmente el problema es la solución. Y en un equipo muchas veces su virtud es también su defecto. 

¿Son entrenables a estas alturas jugadores como Messi, Neymar y Suárez?

La historia de todos los entrenadores con las estrellas es como una relación de pareja y probablemente solo dura lo que dura el estallido amoroso. Entonces, si todos reman en la misma dirección, el equipo funciona de puta madre. Y si la directiva rema en la misma dirección, pues también de puta madre. Pero eso en algún momento siempre se rompe. Por algún malentendido o por alguna  infidelidad [risas]. 

¿Qué papel puede jugar el club cuando eso ocurre?  

Contra eso, o para equilibrar eso, tiene que haber una dirección deportiva que tenga mucha personalidad y que sea casi tan o más carismática que la estrella o el entrenador. Pero cuando arriba de todo hay un líder, el presidente, que no es suficientemente carismático cogerá un subordinado que no es tan carismático tampoco. Y así la escala va bajando hasta que te encuentras que el carismático es la estrella del equipo y entonces hay estos desajustes. Txiki era muy carismático; Rijkaard, también. Laporta lo mismo. Uno no se imagina a Txiki o a Rijkaard tragando sables.

Valverde parece un buen técnico pero con un perfil muy conciliador. ¿Es lo que necesita el primer equipo?

Es un entrenador que me gusta mucho, que ha hecho un gran trabajo. Un tío muy inteligente, un perfil fantástico. Pero nos encontramos en lo mismo: el ascendente que puede tener en las estrellas que tenemos lo veo complicado. Directamente. Es decir, viene un Rijkaard que no había tenido un palmarés como entrenador, pero lo había demostrado todo como jugador. Un perfil así o con una personalidad muy fuerte puede seducir a Messi. 

¿Es bueno para el club que Messi tenga mucho peso en las decisiones?

Claro que me gusta que mande Leo, pero solo con él no pueden funcionar las cosas. Llama la atención que el Madrid haya ganado tanto en la Era Messi. Es no haber identificado lo que nos hacía fuerte y haberlo confundido; teníamos el mejor mediocampo del mundo y ahora no lo tenemos. La apuesta ha sido por la mejor delantera del mundo. 

Los éxitos deportivos de la última década contrastan con el ruido judicial del club; ahora hemos conocido la detención de Rosell. ¿Le sorprende?

Me lo esperaba absolutamente. ¿Por qué? Porque veía, por una parte, una fascinación total del periodismo hacia él. Cuando era crítico con la junta de Laporta iba a comer con periodistas continuamente. Eso siempre me parece una cosa extraña [risas]. Y después que ha sido el presidente más votado de la historia. Y el otro presidente que ha tenido un éxito absoluto entre los socios ha sido Núñez, y todos sabemos dónde ha terminado. 

Entonces la pregunta sería: ¿Qué le pasa al socio del Barça?

¿Qué nos pasa? Como club y como país. Yo me sumo. Yo nunca voté a Núñez y a Rosell, eso te lo puedo decir. Pero tenemos un museo dedicado a Núñez y tenemos a Sandro Rosell que ha fichado a Neymar. No sé, yo creo que votamos mal. Y tenemos una prensa, de la que yo también formo parte, que no ha sabido ser crítica.

"A los catalanes nos gusta que el Barça tenga el control del partido, porque tenemos esa fantasía de ser líderes, de ser emprendedores, de tener algo que decir al mundo"

¿Qué cree que tienen en común estos personajes que conectan tanto con el socio?

Primero, fíjate que hay esta cosa de perfil bajo. ¿Qué programa tenía Núñez? Hostia, pues no lo tengo claro, Bueno sí, la inmobiliaria, engrandecer el Camp Nou y tener mucho dinero en el banco. Pero luego resulta que tenía mucho dinero en el banco pero sobornaba a inspectores de Hacienda. Es decir, un perfil programático de perfil bajo. Es decir, no tener claro lo que quieres. Entrenadores argentinos, ingleses... y una forma paternalista de tractar a la estrella. Esta cosa de: es amigo mío. Rosell era un poco eso: 'yo soy amigo de los brasileños'. De Ronaldinho, de Scolari. No necesito que seáis amigos. Todos estos jugadores quieren jugar al Barça. Pero, ¿cuál era el programa de Rosell? Estamos en las mismas. Un líder tiene que tener las ideas claras.