Husillos, la nueva joya del Barça: "Solo pienso en crecer como atleta"

Atletismo

Óscar Husillos ha irrumpido en el 400 metros con la fuerza de un huracán / EFE

Carlos R. Galindo

Carlos R. Galindo

El atletismo español ha encontrado ‘petróleo’. Y el Barça, un diamante. La irrupción de Óscar Husillos en el 400 metros ha sido explosiva. Tiene 23 años, es palentino; duro como la tierra, como el clima, como la Meseta... es el presente y el futuro

¿Cómo se siente…?  

Un poco agobiado, la verdad. ¡Tantas llamadas…! El móvil no para de sonar desde el domingo. 

Usted, palentino de 23 años, se ha convertido en la nueva joya de la velocidad española.

Aún es pronto para decir eso. Aspiraba a ser campeón de España de los 400 metros pero nunca pensé que correría por debajo de 46 segundos.

Pero ocurrió…

Sí, en efecto. Lo imposible se hizo realidad. Es un paso más en mi carrera deportiva.

Un paso... ¿Dirá un gran salto…?

 Pues eso, un gran salto. Ahora me doy cuenta de lo que he hecho. En realidad, he dado un brinco de calidad al futuro. Veremos...

Usted, natural de Astudillo, muy cerca de Becerril de Campos... ¿Qué tiene la meseta palentina?

(Se ríe) Buena tierra. Mariano Haro, Marta Domínguez… ¡Tantos y tantos! Supongo que el carácter, la dureza, el clima… Pero, sobre todo, el trabajo que se hace con la base. En la escuela de atletismo hay más de 500 niños. No los ‘matan’ sino que  juegan, se diviertan… y los  forman. Sin prisas, con mimo. 

Sus inicios, sin embargo, están vinculados al fútbol…

En efecto. Jugaba en el equipo de mi pueblo. Y lo hacía bien. Pero me gustaba correr… Empecé en el atletismo en 2009, en mediofondo y fondo, como todo el mundo. No sabía qué quería ser. Hasta que di con Luis Ángel Caballero, mi entrenador de toda la vida, mi segundo padre... Él me llevó a la velocidad. Sepa que el récord de España que logré en Salamanca se empezó a gestar mucho antes. 

El domingo logró la segunda mejor marca europea del año y la sexta del mundo. Todo un lujo. 

Nunca pensé en el crono. De hecho, a falta de 10 metros para la meta, miré atrás para ver cómo iban mis rivales. Y levanté los brazos. Cuando me di cuenta de la marca, no daba crédito. “¡Imposible!, ¡no puede ser…!”, me dije. 

Su tiempo es un buen augurio de cara al Europeo en sala de Belgrado.

No me quiero presionar más. Deseo hacer un buen campeonato  pero comprenderá que soy un novato… Tan sólo he participado en cuatro 400 metros como profesional. Muy poco. 

¿...Y yo que le quería preguntar por el récord al aire libre?

(Risotada)  Paciencia… Además, en verano me gustaría correr el 200 metros. Pero sepa que, ahora mismo, no pienso ni en los Mundiales de Londres, ni en la Copa de Europa… En nada. Solo quiero prepararme a conciencia, seguir creciendo como atleta… Tenemos a un muy buen equipo de relevos y se puede aspirar a batir el récord de España.

 Por edad le corresponde estar a su máximo nivel en los Juegos de Tokio 2020...

Sin duda. Tendré 27 años. La mejor edad para un velocista. Es el sueño de mi vida. Ahora mismo empezamos un ciclo olímpico que espero culminar en Japón. 

¿Cuál es su reto?

El atletismo es un deporte individual. Mi reto consiste en superarme; yo compito contra mí mismo. Quiero conquistar mi propia satisfacción y la de mi entorno. Esa es mi lucha y no otra.

Vistiendo la camiseta del FC Barcelona, claro.

Por supuesto. Es un orgullo. Soy muy culé. Siempre lo he sido. Cuando hablé con los directivos del Barça y me propusieron fichar, me sentí el hombre más feliz de la tierra. Somos una familia.

Además, los resultados acompañan…

Imagine, 18 medallas en el Nacional, primeros en la Copa del Rey y de la Reina, que es algo histórico… Los éxitos se suceden, sí. 

¿Y qué me dice del equipo de Luis Enrique?

Recuerde que soy muy futbolero. Me encanta el Barça. Creo que Messi es el mejor jugador del planeta con diferencia. Después está Cristiano (Ronaldo)…Pero hay cosas del fútbol que no me gustan. Yo provengo de un deporte individual. El atletismo tiene otros valores; la gente se respeta más y la competitividad es sana. 

Le gustaría ser invitado al palco del Camp Nou…

Sería el sueño de mi vida. Imagine, un Barça-Madrid, 90.000 espectadores en las gradas… ¡Buffff…! ¡Qué pasada!