EL ANÁLISIS

Lanzados... y estrellados

Albert Masnou

La Liga ha empezado fuerte. Como un huracán. La diferencia entre los dos únicos aspirantes al título ya es de cinco puntos tras las dos primeras jornadas. Una diferencia enorme a tenor de la igualdad vivida en los últimos campeonatos y que apunta a tener consecuencias en el desarrollo final.

El Barça va lanzado al frente de la tabla mientras que el Madrid se encuentra en el pelotón de la cola. El inicio culé ha sido plácido, con dos victorias seguidas mientras que el Madrid es un volcán en erupción. José Mourinho cargó contra sus jugadores después de la derrota de Getafe: “El resultado no ha sido una sorpresa para mí. La merecíamos. No se puede poner tan poca atención. Es inaceptable”. Y lamentó la desventaja del Barcelona porque “cinco puntos son muchos aunque podía ser peor, seis. Es un mal comienzo”. Y tan malo. Nunca en la laureada historia el Madrid ha sido campeón después de un inicio así. Ahora se encuentra no solo a cinco puntos del Barça sino también del Rayo Vallecano, el equipo más modesto de la ciudad.

El madridismo no sale de su propio asombro: El socio, y presidente del Getafe Angel Torres, aseguraba que “Florentino lo ha pasada muy mal en el palco”, el moderado Emilio Butragueño admitía que “esto no nos lo esperábamos” mientras que en las ondas incluso pedían la venta de Cristiano Ronaldo. El partido del portugués fue para el recuerdo y él que se fija tanto en Messi ya se habrá dado cuenta que el argentino lleva cuatro goles y él ninguno. No fue el único que deambuló por el campo y así lo admitía Xabi Alonso: “Las sensaciones no son buenas”. El dedo acusador, sin embargo, señala a Mourinho: Por un estilo rácano, por jugar como un equipo menor, y por unos cambios desafortunados.

Además, a nadie de ellos se le escapa que el Barça es el próximo rival y que perder el primer título de la temporada ante su propia afición sería la gota que colmaría el vaso de un inicio ya de por sí devastador: Un empate (Valencia) y dos derrotas (Barcelona y Getafe).

El viento sopla a favor del Barça, el mar está calmado y el barco avanza a toda vela. Después de dominar la ida de la Supercopa de España, ayer logró una importantísima victoria en el Reyno de Navarra, estadio de pésimo recuerdo pues allí se empezó a perder la anterior Liga. Hasta ahí todo un éxito. El Barça de Tito ha sumado más puntos que la primera, la tercera y la cuarta temporada de Pep Guardiola. Hasta ahí todo va bien. Leo Messi sigue siendo el faro que ilumina el equipo y no ha perdido la chispa con la que se fue de vacaciones (lleva 10 goles en los 7 partidos disputados). Hasta ahí ningún problema, todo sigue bien. La victoria en Pamplona permite al Barça seguir al frente de la Liga y afrontar en perfectas condiciones la vuelta de la Supercopa, ese título que Mourinho tilda de menor pero que quiere a toda costa. El Barça también se lo exige para terner las aguas calmadas durante meses y al entrenador luso un eslabón por debajo, rondinando como Pepito Grillo, pero un eslabón por debajo, con su voz sonando a lo lejos.

El Barça se encuentra en un momento idílico aunque tampoco es oro todo lo que reluce. El Osasuna supo airear sus deficiencias para ponerle entre la espada y la pared.

Con una presión asfixiante, el conjunto navarro inutilizó todos los recursos azulgranas hasta dejarle en calzoncillos, con un gol en contra y después de haberle perdonado el 2-0. El Barça no pitaba. ¿Por qué? 1) Encajó, por segunda vez consecutiva, un gol tras un centro al área (independientemente de la racha del jugador pues Cristiano llevaba 4 goles seguidos en un clásico y Joseba Llorente 20 meses sin marcar un gol) . 2) Descordinación defensiva (bronca entre Puyol y Piqué) y con un Alves que desguarneció a Cesc. 3) Inocencia en ataque donde malogró miuchas claras ocasiones de gol, especialmente desafortunado estuvo en este aspecto Iniesta. 3) Alexis volvió a demostrar sus deficiencias en el juego estático (jamás se fue de Damià, que incluso a balón largo es tan rápido como él). 5) Cesc sigue sin encontrar su adecuada posición en el campo. 6) Tello tiene destellos y le falta continuidad. Y 7) Graves pérdidas de balón, al igual que ocurrió contra el Madrid (entonces fue Valdés, ayer fue Busquets).

Todos estos pecados llevaron al Barcelona a ofrecer una imagen de poca solidez, de vulnerabilidad ante un equipo que sólo planteó un partido aguerrido. El Barça mostró sus vergüenzas en Pamplona hasta que llegó Leo Messi y le puso, de golpe, el traje de gala. El Madrid hizo el resto. El Barça celebró de regreso a la Ciudad Condal el gol de Barrada. El avión estaba a punto de despegar cuando marcó el jugador del Getefe. La euforia se desbordó.