Inicio Noticias & Blog Volver a tener pánico a bajar las escaleras

Volver a tener pánico a bajar las escaleras

Nos morimos de ganas de volver a sufrir

Ahora que parece que por fin se acerca el gran momento. El volver a sentirnos libres y ‘flotando’ por nuestros caminos, calles y paisajes fetiche mientras traqueteamos con nuestras piernas que difícilmente van a responder a nuestros estímulos estos primeros días. Ahora que poco a poco y si todos ponemos un poquito de nuestra parte nos devolverán esta sensación única e indescriptible que es correr, entrenar progresivamente e ir comprobando como los ritmos van mejorando (o no, qué más da ahora mismo) y eso nos hace sentir mejor. Estamos de otro humor, canalizamos algunas frustraciones e iras y lo necesitamos para afrontar el resto del día. Porque quedan jornadas duras, muchas horas en casa aún sin poder llevar a cabo nuestras costumbres favoritas.

Entre el cosquilleo y la angustia

Bien, en este momento de impass y de expectación, en el que las pulsaciones se nos van acelerando sin apenas movernos porque nuestro subconsciente sabe que es inminente el volver a hacer algo que le genera tanto sufrimiento y tanto placer al mismo tiempo, debemos pensar en cómo será ese primer día. Probablemente la mayoría lo pueda comparar con situaciones pasadas con anterioridad. El primer día después de una dura lesión, el primer día después de unas vacaciones largas. Ese cosquilleo que no nos deja dormir por la noche, dejar ya todo el atuendo que luciremos listo y repasado milimétricamente la noche anterior (no nos engañemos, muchos ya habéis fantaseado con lo que os pondréis, os habéis visualizado y los más ‘instagramers’ incluso habrán ya tomado una decisión firme sobre dónde será esa foto que acompañará el primer ‘post’ de regreso al running).

Masocas por decreto

Sabemos que esos ‘reestrenos’ nos hacen subir la adrenalina, la bilirrubina, las endorfinas, las hormonas (expertos en fisiología y biomecánica, científicos del mundo, no me maten), pero también somos plenamente conscientes de una cosa: el día después nos queremos morir. Sí, amig@s, somos masocas por decreto, nadie nos obliga pero nos abocamos a un sufrimiento extremo. Porque el domingo, cuando pongamos un pie fuera de la cama, veremos las estrellas. Yo por ejemplo las veo más dos días después, me vienen las agujetas con efecto retardado. Así que en mi caso ese ‘via crucis’ imagino que me llegará el lunes.

Sea como fuere, esas agujetas infernales que hacen que nos entre pánico para bajar unas tristes escaleras (porque cuando más ‘joden’ es bajando, todo el mundo coincidirá imagino) van a regresar con más crudeza que nunca. Cuádriceps, gemelos, isquios, aductores, probablemente no se salvará ni un músculo de la ‘quema’.

Pero también probablemente serán las agujetas y el pánico a bajar las escaleras más dulces de nuestras vidas. Esto está a la vuelta de la esquina y disculpen que nos hayamos puesto tan melodramáticos, supongo que estamos todos con las emociones a flor de piel y de unas tristes escaleras podemos sacar una reflexión de casi 500 palabras. Uno, que se enrolla como las escaleras…digo persianas.


Suscríbete a nuestro newsletter

Recibe en tu correo lo mejor y más destacado de LBDC

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí