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Usain Bolt se consagra como el velocista más grande de todos los tiempos

  • Único atleta de la historia en conseguir tres oros olímpicos consecutivos en los 100 metros.
  • Con la de hoy consigue su séptima medalla de oro olímpica

Le faltan cuatro centímetros para los dos metros de estatura, sin embargo se decanta por el fútbol entre amigos. Se confiesa seguidor del Manchester United, le gusta Neymar, con el que no le importaría echar una partida con videojuegos, su peso ronda los 86 kg y con sus manazas, además de manejar su iPhone, juega partidas de dominó en su Jamaica natal. Lo de menos es llamarse Usain St. Leo Bolt o ser el más rápido del planeta, porque desde hoy es el único atleta del mundo que ha superado a Archie Hahn y al mítico Carl Lewis, hijo del viento, doble medallista de los 100 m (Los Ángeles y Seúl). Bolt se consagra como el único velocista de la historia que ha vencido en tres finales olímpicas consecutivas de 100 m.

Correr junto a él es garantía de competencia, se confesaba Bruno Hortelano en la previa de la Diamond League de Londres, el pasado 22 de julio, donde el jamaicano confirmó su asistencia a los Juegos de Río de Janeiro. Hasta entonces Bolt planificó su llegada a Río con una milimétrica agenda de preparación no exenta de alarmas.

bolt 1000

El inicerto camino a Río de Usain Bolt

El 15 de mayo, tras arrancar su temporada en Islas Caimán con 10.05, unas leves molestias en la parte posterior del muslo izquierdo le llevaron hasta el doctor Hans Müller-Wohlfahrt, el mismo que había devuelto al golfista José María Olazábal a su nivel de élite. El 20 de mayo volaba en Ostrava hasta los 9.98 y entrenó durante 40 días las clasificaciones para Río. El 2 de julio en los campeonatos de Jamaica celebrados en Kingston, donde las dos primeras plazas quedaban fijadas para las Juegos, ganándolas Yohan Blake, cuarto con 9.93 en la final de hoy, y Nickel Ashmeade, eliminado en semifinales, Usain Bolt anunciaba su retirada del campeonato por molestias en los isquiotibiales del muslo izquierdo. Rotura fibrilar de grado uno. Peligraba la gesta.

Se desplazó a EEUU y de regreso de su recuperación se tuvo que ganar la tercera plaza olímpica que el comité técnico de la federación jamaicana otorga discrecionalmente. Le quedaba Londres, donde no llegó a charlar con Hortelano, pero detuvo el crono de los 200 m en 19.89.

“Compito para ser el más grande, no el mejor”

Hoy, 24 días después, ha alcanzado la gloria del más grande. “Compito para ser el más grande, no el mejor” y fue en la víspera del 16 de agosto, aniversario de su récord del mundo logrado en 2009 en Berlín (9.58) y a 6 días de su trigésimo cumpleaños.

El caribeño rodaba en su semifinal con una potencia comedida, sin mostrar su exceso, sobrado, miró a su izquierda primero y luego a su derecha, ya desacelerando cruzaba la meta en 9.86. Primer aviso: marca personal de 2016 y tercera mejor marca mundial del año. Se imponía la ley del mejor velocista de todos los tiempos. Sus siete rivales en la final, se las arreglaban para clasificarse en sus series con más o menos empuje. De la serie uno pasaban el francés Jimmy Vicaut (9.95), único europeo, con el que Bolt disfruta “porque compite en serio”, el marfileño Ben Youssef Meite que batía el récord nacional con 9.97 y por tiempos el sudafricano Akani Simbine (9.98). De la serie 2, la de Usain, se clasificaron para la final los jóvenes Andre De Grasse, que a sus 21 años con 9.92 batía su marca personal, y Trayvon Bromell que con 10.01 era el segundo repescado por tiempos. Y de la serie tres salieron los medallistas de Londres 2012, Yohan Blake y Justin Gatlin que cruzaba la meta en 9.94 y al salir presentado en la final, el público, protestando, le recordaba su pasado con el dopaje.

Mientras Bolt que en zona de calentamiento acaba de ver en directo el récord del mundo de 400 m del sudafricano Wayde Van Niekerk (43.03), el primero de la historia que se batía por la calle ocho, se revelaba contra los elementos en la noche mágica de Río y al oír su nombre se dejaba querer en medio de la pista.

Y en la hora de la verdad, como de costumbre divina, Usain se llevaba el índice de su mano izquierda a los labios en señal de silencio. Y el estadio olímpico sin pebetero, sin llama que iluminase la noche, callaba. Hoy sí, con aforo completo, mantenía la respiración, testigos del hito que iban a presenciar.

Si en la final olímpica de los 100 m de Pekín Bolt corrió por la calle cuatro y en Londres por la siete y sus tiempos de reacción al disparo fueron los mismos (0.165 milésimas), ambos de récord, mundial en 2008 y olímpico en 2012, en la noche mágica de Río voló por la calle seis hasta parar el crono en 9.81.

La salida, reaccionó en 0.155, sin embargo no fue de las mejores de Bolt, que empleó su zancada para poder rebasar a Gatlin, plata con 9.89, que había realizado una gran salida. De Grasse, el joven canadiense, con su bronce, acompañaba a Bolt en el podio, que definitivamente entraba en la historia con la séptima medalla de oro olímpica de su carrera.

@FerminCBIoI


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