Vuelve a tener esa chispa. Las ‘patas’ han recuperado la soltura, el traqueteo. Desde que participara en su serie de los 3.000 metros obstáculo en los Juegos de Tokio, a Fernando Carro le ha tocado vivir la cara más cruda del atletismo. Operado de ambos talones de Aquiles, el año 2022 fue complicado para el madrileño. Aprovechó para hacer algunas incursiones en la ruta (fue campeón de España de medio maratón en Paterna), en julio corrió un 5.000 en 13:35. “Tengo claro que en un futuro me pasaré a la ruta, quiero correr en Los Ángeles la prueba del maratón”, nos dijo hace unos meses. Tiempo para reinventarse, pero sobre todo para recuperar aquel cambio de ritmo, aquel final tan típico que le hizo romper el Récord de España de los 3.000 obstáculos con una marca estratosférica (8:05:69).
En el reciente Meeting de Madrid del World Indoor Tour Carro fue capaz de hacer su marca personal en los 3.000 metros. 7:48:96. Solo por detrás de los etíopes Bett y Balew y del neerlandés Verbaandert. Corriendo rápido y (aunque fuera de periodo de clasificación) acercándose mucho a la mínima para el Europeo de Estambul.
Días muy duros
No han sido días fáciles para él. El fallecimiento de Ángel Basas, fisioterapeuta y una de las ‘almas’ de las competiciones de la selección, nos cogió a todos desprevenidos. Para Fernando era uno de los principales apoyos. Habíamos quedado con él para que en estos días posteriores al meeting nos explicara un poco todo el proceso que ha vivido para que sus piernas vuelvan a funcionar de nuevo a estos ritmos. Y para que nos hablara un poco del horizonte a nivel competitivo, de retos. Una parte de ‘culpa’ de que Carro haya vuelto la tiene el propio Ángel, sin duda. “Tengo ganas de volver a estar ahí arriba y dar mucha guerra por él. Seguro que diría “míralo, qué cabrón”. Está siendo muy duro hacerse a la idea. La verdad que me cuesta hablar de competición y de desafíos ahora mismo”.
En principio, el aire libre de Fernando pasa, una vez habiéndose demostrado que está de nuevo en la pomada, que está progresando en la línea correcta, por estar en el Mundial de Budapest. Los Juegos de París, probablemente, serán su último ‘vals’ en la pista. Aunque todo dependerá de las sensaciones.
