¿Por qué este ciclista neozelandés acaba de hacer historia pese a terminar el mundial de contrarreloj en una discreta trigésimo novena posición?
El deporte ha ido vinculado en infinidad de ocasiones a grandes historias. A historias de superación personal de sus protagonistas que a menudo terminan por hacer fácil aquello tan sumamente difícil.
Este es el caso de nuestro protagonista, Hamish Bond. Un neozelandés de 31 años que hoy miércoles, durante la disputa de los campeonatos del mundo de ciclismo que se están disputando en Bergen (Noruega), entra a formar parte de la historia del deporte mundial al convertirse en el primer ciclista de la historia que participa en un mundial de ciclismo, siendo 2 veces campeón olímpico y 8 veces campeón del mundo en otra especialidad deportiva.
Bond ha terminado finalmente en la 39ª posición, a más de tres minutos del ganador final Tom Dumoulin. Pero eso hoy importaba más bien poco. Bond ha cumplido un sueño, poder representar a su país en dos campeonatos del mundo de diferente modalidad deportiva. Dos modalidades totalmente distintas, con una relación, hasta el momento, completamente nula. El remo y el ciclismo.
En noviembre de 2016, falto de alicientes deportivos en el remo y empujado por un gran afán de superación decidió retarse a sí mismo y buscar nuevas metas en el mundo del ciclismo. Una esfuerzo que ha terminado por dar sus frutos en este tan deseado y esperado mundial de contrarreloj.
Nuestro protagonista fue tercero en el campeonato contrarreloj de nueva Zelanda a principios de este año, solamente superado por Jack Bauer y Jaron Christie. Unas semanas después, en el campeonato oceánico de contrarreloj, volvió a subirse al último cajón del podio logrando la plaza para este mundial.
La historia y ambición de nuestro “Kiwi” no termina ni mucho menos aquí. Va más allá del deporte puesto que Bond es graduado en ciencias empresariales y diplomado en un postgrado de planificación financiera, entrando en 2013 a formar parte del selecto grupo de la orden al mérito de Nueva Zelanda.
Bon, seguramente, nunca será campeón del mundo en las dos modalidades pero eso importa poco. Sólo nos queda quitarnos el sombrero ante semejante ejemplo de superación, sacrificio y renovación constante.
VIVA EL DEPORTE Y SUS HISTORIAS!
