Inicio Noticias & Blog ¿Por qué no es tan fácil bajar de 40 minutos en un 10.000? 

¿Por qué no es tan fácil bajar de 40 minutos en un 10.000? 

bajar de 40 en 10k
Dedicado a todos los que están por llegar, a los que han bajado por poco, a los que no han bajado por poco o a los que ayer hacían 36’00” y hoy ya no bajan de 41’00”.

40’01”. A dos segundos de desnudar los 40 minutos, y como duelen esos dos segundos que le recuerdan a uno lo que hubiese dado por hacer 39’59”. Es más, cómo explicar que haya tanta diferencia en dos segundos. En nuestra cultura de hombres anónimos dos segundos no acostumbran a tener esa importancia. En el viaje de vuelta a Madrid, Julián no hace más que dar vueltas a la cabeza. A veces, el silencio de la carretera es como una terapia. Y entre las cosas que piensa es que no debe ser tan difícil lo que buscaba, porque había casi 800 atletas que habían logrado en los 10 kilómetros de Laredo bajar de la barrera de los 40’00” minutos. Pero, antes de llegar a Burgos, Julián ya ha entendido que se puede ser más inteligente. La rabia no tiene razón. El  error sería el de compararse a los demás. No admitir que en la vida existen comparaciones innecesarias que viajan a ninguna parte. Tienen poco futuro y te recuerdan que hay una pregunta mejor, de esas que te ayudan a colocar cada cosa en su sitio: “¿He dado lo mejor de mí?” 

La pregunta es inteligente, como el sexto sentido, capaz de sacarte del infierno y de recordarte que hay batallas frente al reloj que se instalan en tu casa o en la mía. Sólo cumplen con su deber y no distinguen entre buenas y malas personas. Pero al día siguiente, cuando uno termina de trabajar, vuelve a recordar que esto es difícil. Al menos, para tí, que eres Julián o puedes ser Julián, porque las carreras de 10 kilómetros están invadidas de atletas que buscan ir a menos de 4’00″/km.  Batallas en las que la incertidumbre ha comprado sus derechos y que recuerdan sin excusas que esto es un examen que no puede durar más de 40 minutos. Y no es tan fácil luchar contra el reloj y dar lo mejor de uno mismo. De hecho, una de las órdenes que yo me he marcado, al arrancar este texto, es que no dure más de 40 minutos: ni un segundo más. No sé si voy en tiempos de paso, porque no quiero ni mirar el reloj. El mero hecho de pensarlo ya le crea tensión a uno. Pero a la vez  le ayuda a pensar en las exigencias de correr a 4’00” durante 10 km, en esas exigencias que, en realidad, sólo se crea uno mismo y a las que, a veces, damos una descarada importancia: está afición es así.

Por eso vuelvo a ponerme en la piel de Julián, en aquel viaje de regreso desde Laredo. La última vez que él lo intentó con causa. Entonces es verdad que al reloj se le partió el corazón, 40’01″…, pero ¿qué sería de esto si fuese fácil? Quizá Julián no hubiese buscado un recorrido plano, a nivel del mar. Quizá hasta se hubiese retirado de esta pelea o ni hubiese llegado a ella. Quizá hasta este relato no tendría la más mínima magia. Así que, si lo pienso fríamente, Julián no me da pena, porque esta es la grandeza de esta afición, en la que no se sabe lo que es suficiente para lograr lo que pretendes. Son las reglas de juego. Puedes hacerlo bien, puedes entrenar como te dice tu entrenador y descubrir la fuerza de voluntad a la hora de tomarte más de una cerveza. Puedes hasta correr la carrera que habías imaginado porque en Laredo Julián pasó los primeros 5 kilómetros en 20’17” lo que significa que hizo la segunda parte más rápido que la primera con lo difícil que es eso en una carrera en la que uno busca marca. Y, sin embargo, no lo logró por esos dos malditos segundos en los que a uno casi no le da tiempo ni a decir ‘lo siento’. Pero entonces Julián recuerda que no seríamos nadie si no pasasen estas cosas, si dos segundos no nos impidiesen pasar la nota del corte. Qué verdad y qué locura. 

En realidad, bajar de 40’00” en 10 km es una de las banderas de las carreras populares como puede serlo bajar de 28’00” en la élite. Pero explicar si es fácil o es difícil es imposible: yo no sé como hacerlo. Recuerdo que no es una pregunta imparcial. El hecho de que el reloj corra al mismo ritmo para todos sólo es una anécdota. Hay atletas para los que nunca será difícil, capaces de bajar de 40’00” después de una noche sin dormir. Pero el valor de este texto radica en encontrar a la gente que se maneja en el límite, a la que lo ha logrado por poco, a la que no lo ha logrado por poco, a la que ayer corría en 36’00” y hoy ya no baja de 41’00” o a la que hoy corre en 45’00” y aspira mañana a bajar de 40’00”. Y entonces tampoco me atrevo a preguntar a nadie cómo hacerlo o cómo dejar de hacerlo. Me basta con recordar lo que su entrenador le recuerda a Julián,  “se compite como se entrena”. Me basta entender que, si uno quiere correr a 4’00″/km debe tener dominado ese ritmo. Pero a partir de ahí cada atleta es una diferencia inolvidable. Julián, a los 48 años, sólo es un exponente de toda esa gente que no se arrepiente de la incertidumbre. Su viaje de regreso desde Laredo le ayudó a recordar que la fortuna está en volver a intentarlo. Y la próxima vez volverá a ser tan exigente como siempre y como yo mismo acabo de comprobar al terminar este texto en el que tampoco he bajado de 40’00” minutos. Porque, como decimos siempre, no es tan fácil.

@AlfredoVaronaA 


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