Inicio Entrevistas “Me siento cántabro y español: nadie puede decir lo contrario”

“Me siento cántabro y español: nadie puede decir lo contrario”

El Plan B del 1.500 se llama Mohamed Ataoui, un cántabro de adopción que tiene 21 años y que está dispuesto a viajar desde la pista de La Albericia hasta el infinito. “Pero siempre con los pies en el suelo”. 

Ahora está en Marruecos entrenando en altitud. Sólo y con 21 años y en un piso de una habitación por el que paga 150 euros por los 20 días en los que va a estar aquí. “Al estar sin nadie, a veces los días se me hacen largos”, explica Mohamed el nuevo prodigio del 1.500, un joven que maneja una espléndida madurez en esta conversación que tuve con él.

Me recuerda a El Guerrouj
Solo pienso en ser como él, sí. Es mi modelo a seguir.

Cuando él se retiró usted casi no había nacido.
Tenía tres años. Pero he seguido toda su biografía. Es el mejor. Me conozco sus marcas de memoria. Sé lo que ha hecho. Pero sobre todo valoro su doble oro olímpico en los JJOO de Atenas.

Y entonces lo dejó
Yo haría lo mismo después de ganar dos oros. Recuerdo que dijo ‘no puedo aguantar más la presión a la que me someto y me somete la gente’. Es una frase que yo entiendo porque me presiono mucho a mí mismo solo por el hecho de que venga a verme mi familia o mis amigos a la grada. Siento que no puedo fallarles.

¿Qué le gusta más: correr o ganar?
Soy muy competitivo. Pero me gusta más el atletismo porque ganar se gana pocas veces. Si solo me gustase ganar… Además, aunque ganes, siempre quieres más. A los dos días de ganar siempre piensas que lo podías haber hecho un poco mejor. No me vale quedar tercero.

¿No le valdría ser bronce olímpico?
Sí, sin duda (risas).

¿Dónde se ve en el futuro?
No sabría decir. Mi objetivo es mejorar cada día. Quién sabe si puedo llegar a unos JJOO. Yo entreno, como, descanso para lograrlo. Pero tengo los pies en el suelo. Da igual lo que diga la gente que yo voy a seguir igual.

¿Por qué?
Perdí a mi padre con 13 años por culpa de un cáncer. Eso me dolió mucho porque él se sacrificó por nosotros. Trabajaba en la construcción y vinimos a Torrelavega gracias a él. Y desde que no está él veo el ejemplo de mi hermano mayor, que tiene 28 años y que ha sido como mi padre.

¿A qué se dedica su hermano?
Él estudió un grado medio de mecánica de chapa y pintura. Empezó trabajando en un taller y ahora está en Santander en una fábrica de parques infantiles. Somos cinco hermanos. La segunda, que tiene 24 años, es auxiliar de enfermería. Yo soy el tercero.

¿Qué haría si no fuese por el atletismo?
Con mi hermano. Me gustaría trabajar con mi hermano.

Torrelavega.
Me siento cántabro y español. No estoy de acuerdo con quien diga lo contrario. Vivimos en el barrio de Covadonga. Aquí está mi vida, mi gente, mis amigos. Tenemos hasta un río, el Besaya, donde el agua está bastante fría y meto las piernas para recuperar.

Y es atleta.
Cuando estábamos en el colegio Mies de Vega me encantaba el fútbol. Jugaba de delantero, de extremo y era rápido. Me iba por la banda. Pero un día empecé a correr crosses. Vino un entrenador del club de atletismo Torrelavega y desde entonces.

El fútbol da más dinero.
Eso es verdad. Pero a mí me gusta más correr. No puedo vivir sin el atletismo. Es mi vida. Me lo paso genial. Solo me dedico a esto. Antes lo compaginaba con el fútbol. Pero llegó el momento en el que tenía que elegir.

Y eligió el 1.500.
Es la distancia que más me gusta y me defiendo, sí. Tengo buena marca en 800 y tengo ese cambio final. Sin embargo, en el 800 al mínimo fallo te quedas fuera. El 1.500 te da más opciones y ahora ya tengo 3’36″12. Quién sabe en el futuro.

Katir y Mario García Romo.
Estoy lejos, pero vamos paso a paso. Aquí no hay prisa de nada. Esperanzas muchas. Mario antes de ir al Mundial tenía 3’36 y después 3’30. Hay que ir día a día. Nunca se sabe lo que puede pasar.

Lleva razón.
Mi ejemplo es el Campeonato de España de Nerja del año pasado en el que nadie apostaba por Mario García Romo y, al final, les ganó a todos.

¿Ha pensado en los JJOO de París?
¿Y quién no? Ojalá. Sólo sé que lo voy a intentar. Pero sin obsesiones. El hecho de poner lo mejor de mí es suficiente. No puedo hacer nada mejor que eso.

¿Y cómo entrena?
Seis días a la semana. Hace dos años no entrenaba nada y acabé en 1’53 en 800. Sólo hacía dos días y los dos de series. Pero ahora entreno de lunes a sábado y descanso los domingos.

¿Hace falta más?
Ahora mismo estoy haciendo 110 en altitud. Y cuando estoy a nivel del mar subo el volumen. Pero insisto en que no tengo prisa. Tiene que ser el tiempo el que me sitúe.

¿Qué es lo que más le gusta?
He descubierto que puedo ir en tren a la pista de La Albericia en Santander que está estupenda porque la de Sniace está hecha un desastre. Y lo que me gusta son esos entrenos en los que acabó fundido como un 600x500x400x300 con 6 u 8 minutos de descanso o un 1.000 y un 500 que me han llegado a salir en 2’22” y 1’05”. Pero, ya le digo, acabó fundido.

 


Suscríbete a nuestro newsletter

Recibe en tu correo lo mejor y más destacado de LBDC

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí