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María Peinado: una prótesis que vale una vida

La ex atleta María Peinado, que fue 13 veces campeona de España, organiza un crowdfunding para ayudar a su hermano que perdió la pierna izquierda en un accidente de moto. La prótesis vale 80.000 € y la familia, por más que lo intenta, no llega a ese dinero. “Necesitamos ayuda”

– Por favor, por favor, salvarme la pierna.

Fue el 11 de marzo de 2021. A las cuatro de la tarde en Jaén. A esa hora iba a ocurrir algo terrible en la carretera de Fuerte del Rey, que siempre fue una carretera problemática, difícil.

A Jesús, de 47 años, que iba en moto a casa de su madre y que antes había decidido parar a echar gasolina, la vida le iba a cambiar en un segundo.

Le iba a caer encima la aleta del coche frente al que chocó y esa aleta le iba a arrancar la pierna izquierda sin miedo ni explicaciones.

Nos lo cuenta hoy su hermana pequeña María Peinado, que fue 13 veces campeona de España de combinadas.

– Su suerte es que había un sanitario fuera de servicio que pasaba por allí con el coche y en dos minutos la ambulancia estaba ahí – recuerda.

Y lo llevaron al hospital Princesa de España donde a  Jesús, que no hacía más que perder sangre, le quedaba oxígeno para repetir a médicos, a enfermeros, al mundo entero:

– Por favor, por favor, salvarme la pierna.

No sabía que la pierna ya la había perdido.

Han pasado más de siete meses y aquí estamos hoy contando esta historia que, si fuese por Jesús, no se la contaríamos a nadie.

– Él dice que hubiese preferido quedarse en la carretera – nos cuenta su hermana.

Su hermana María, que vive en Valencia y que tiene dos niñas pequeñas (de 4 y 2 años) y que ahora, una vez al mes, lo deja todo para ir a Jaén a ver a su hermano.

María entonces intenta ponerse en su lugar “pero ni parecido. No soy capaz”.

Se le parte el alma cada vez que ve a su hermano mayor “con la mirada perdida, como vacío”, sin querer saber nada.

– Todavía es muy pronto – intenta convencerse -, porque Jesús no quiere ni ayuda psicológica.

Jesús está todo el día en casa excepto cuando su padre, un hombre que fue funcionario de la Junta de Andalucía, va a buscarle para llevarle en coche a la rehabilitación.

El padre, que tiene 75 años, jamás vivió una situación tan difícil.

– Jesús, no hace más que darle vueltas, que echarse la culpa, que preguntarse por que ese día tuvo que ir a echar gasolina.

Echa de menos a su pierna: la pierna izquierda; a su vida: la vida de antes.

Hace poco, Luis, el hermano mediano aprobó, por fin, la oposición de secundaria de educación.

– No me puedo permitir alegrarme – le dijo su madre.

Pero es el estado de ánimo que dejó el 11 de marzo en casa, en la familia, la carretera de Fuerte del Rey, la poesía no puede salir a la calle, la oscuridad es como un cuchillo.

Nada más aprobar la oposición, Luis fue a  pedir un crédito para comprarle un coche automático a su hermano mayor con el que se lleva 11 meses.

Pero hasta que Jesús se pueda  poner al volante aún quedan 80.000 € de distancia.

A Jesús hay que ponerle una prótesis: una prótesis que le conceda independencia y que vale ese dinero y a la familia no le llega.

Es una familia de la clase media con los problemas de la clase media.

La pareja de María, que es administrativo en un gimnasio, acaba de salir de un ERTE en el que lleva desde marzo de 2020.

Y no se trata de dar pena sino de contar la realidad.

Por eso hemos organizado un crowdfunding y quién sabe si entre todos.

– Es la única solución. Toda ayuda será bienvenida. Aunque sea un poco de ayuda. No queremos ponerle precio a la vida de mi hermano – dice Maria.

Porque esto es duro: tan duro que no se sabe como describir con acierto.

Jesús Peinado era un tipo normal: trabajo, casa, familia, deporte.

El mayor de tres hermanos de una familia de El Bulevar de Jaén.

Funcionario de prisiones en Córdoba donde le echan de menos: quieren que vuelva.

Pero Jesús hoy está arrinconado en casa, incapaz de ver el sol con una pierna de menos, con una pierna que ya no volverá.

Pero todavía queda vida y de ahí la necesidad de esa prótesis: el derecho de admisión para volver, para reinventarse, para intentarlo.

– Él por ahora se cierra en banda – insiste María.

Las emociones aún no imparten justicia.

– Cuando le conté a mi hija  mayor lo que había pasado con su tío la niña me contestó que quería coger todo lo que tenía en su habitación para fabricarle una pierna al tío. Con 4 años.

Lo cuenta María, que ya no es la atleta que fue, que se retiró en 2010, que se quedó a vivir en Valencia y que ahora es entrenadora en un centro de El Campanar, donde su sonrisa no es la misma desde aquella horrible llamada.

– Tu hermano ha tenido un accidente.

Desde entonces, su hermano está en la lona, rodeado de malos espíritus.

Y no es justo.

Pero la vida aún nos permite luchar frente a la injusticia.

Y, como dice María,  “no nos queda otra”.

Porque no todo está perdido.

– No podemos dejarle caer – añade ella, que fue una atleta tan valiente y tan vocacional que a los 10 años ya sabía lo que quería ser.

– Atleta. Yo sólo quiero ser atleta – les decía a sus padres y a sus dos hermanos mayores que escuchaban la generosidad de aquella niña.

Ayuda para la prótesis de Jesús (Campaña de recaudación de fondos)


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