Pocos aguantan durante un tiempo prolongado la durísima rutina de los atletas keniatas. El Valle del Rift, Eldoret, Iten, Kaptagat. Catedrales del fondo mundial, cuna de los mejores y las mejores atletas del planeta. Desde hace un tiempo, atletas europeos y del resto del mundo hacen ‘stages’ o concentraciones durante una temporada aprovechando la altura de esta zona ‘sagrada’ de Kenia y también siguiendo la férrea rutina de los fondistas locales.
Uno de los que ha estado allí entrenando es el belga Koen Naert, que ha hablado para ‘Athletics Weekly’ sobre la experiencia. Con la mínima olímpica en el bolsillo (logró un enorme registro de 2:06:56 en Rotterdam el año pasado), ha estado preparando allí su gran objetivo para este 2024, que no es otro que ese maratón olímpico de París en verano. Ya desde 2021 Naert ha ido realizando estancias en Iten.
Ventajas de lograr una clasificación con margen
“Me siento excelente y para un atleta es bueno obtener la mínima olímpica (abril de 2023) mucho antes de los Juegos, así podemos realmente trabajar para lograrlo sin perseguir carreras. Te da una ventaja sobre otros atletas que podrían tener que correr otra maratón más cerca de los Juegos. Un maratón siempre exige mucho de tu cuerpo, por lo que siempre es un riesgo correr uno a finales de primavera”, asegura.
Respecto a sus estancias en África, comenta que “cuando estoy en Kenia, me gusta aprovecharlo al máximo ya que estoy lejos de mi familia durante ese período. El hecho de estar lejos de la familia significa que tengo mucho tiempo para descansar, entrenar e incluso hacer mucha meditación. Medito al menos dos veces al día y cuando estoy de concentración en altitud hago muchas más sesiones de meditación. Ésa es una ventaja de estar en Kenia. También me gusta entrenar en Estados Unidos y en ocasiones he estado entrenando con el grupo de Deena Kastor. Sin embargo, desde 2021 encontré mi lugar en Iten. Esperé mucho tiempo para ir a Kenia porque tenía un poco de miedo de la comida y la vida allí, pero una vez que estás en tierra, no hay distracciones y es un poco como vivir como un monje en una montaña”.
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