Inicio Entrevistas El día que no se acaba nunca

El día que no se acaba nunca

Bragado, un atleta casado con la eternidad, competirá A LOS 48 AÑOS en el Europeo de Berlín. “No sé si es un milagro”, dice. “No lo creo”. 
Salimos de la calle García Noblejas e iniciamos un viaje que no tiene fin. En él también aparecerán días anónimos que marcan la diferencia como el año pasado cuando le operaron de menisco. “Las enfermeras me monitorizaron y tenía el corazón por debajo de las 40 pulsaciones por minuto”. Una capacidad que, en realidad, explica parte del milagro: Jesús Ángel García Bragado. Un corazón, instalado en una biografía infinita, que insta a preguntarle, a los 48 años, qué pasará el día que tú te vayas: ¿morirás tú o moriremos todos? Pero antes de preguntarle eso hay que explicar su siguiente desafío: los 50 kilómetros marcha en el próximo Europeo de Berlín. “No sé si es un milagro”, rebate él. “Pero, en vez de exagerar, prefiero analizar las condiciones por las que yo sigo aquí. A lo mejor es porque en mi prueba no ha habido entrenadores que hayan conseguido motivar a los atletas. Pero no es normal que las mínimas cada vez sean más fáciles. Antes, si no hacías 3h50′ o 3h45′ no podías estar aquí, pero ahora es distinto. El nivel ha bajado tanto…”, explica desde un realismo que no hace falta poner a prueba: ya lo hace él por nosotros.

“El problema no es decir ‘voy a durar hasta esta edad’. El problema es cómo saber hacerlo”. 

Así que, si lo veo fríamente, lo último que se me ocurre preguntarle es cuando va a retirarse. Sería como una proposición indecente a un tipo que va “a cumplir 49 años en octubre y ya ve las palizas que me meto porque, en realidad, los 50 km son una paliza y no lo van a dejar de ser nunca”, añade sin despegarse de su biografía. “Pero aquí sigo y para seguir hago una media de 180 kilómetros semanales, que equivalen a unos 25 o 30 al día… Por lo tanto, si yo he llegado hasta aquí, ¿por qué no lo van a poder hacer los demás? De hecho, los deportistas de nivel cada vez duran más porque están asesorados por un equipo de profesionales en cada faceta. Y eso, que parece un gasto, es una inversión porque te permite seguir y te recuerda que el problema no es decir ‘voy a durar hasta esta edad’. El problema es cómo saber hacerlo”.

La realidad tampoco engaña a un tipo como Bragado, criado en esa calle García Noblejas de Madrid. “La realidad no engaña a nadie. La realidad es la que me ha enseñado a serenarme porque yo era un gran impaciente”, argumenta un hombre que vivió sus primeros JJOO en Barcelona 92 cuando algunos de ustedes aún no habían nacido. “Entonces no imaginaba que pudiese llegar hasta aquí: hubiese sido una imprudencia pensarlo. Pero ahora, que lo he logrado después de superar lesiones, después de varias operaciones de cadera, he aprendido que todo se puede hacer si haces lo que debes hacer. No se trata de reivindicar nada, como en la política, sino de reivindicarse a tí mismo, de entender cómo eres y de no ofenderte de tus limitaciones, porque las limitaciones pueden tener arreglo….”


“Yo convivo tanto tiempo conmigo mismo que ya no creo que sea una excepción”, ironiza.

De nuevo, Bragado vuelve a hablar en primera persona. “Mi caso es una prueba, sí. No le quepa la menor duda. Ahora resulta que estoy entrenando como en mis tiempos jóvenes sin ser tan joven. Y no me olvido, porque, si me olvido de mi edad, me olvido de todo. Nada sería posible. Yo ya carezco de la movilidad de una persona joven. Pero no hay problema. Lo sé. Tengo una rigidez articular que un atleta con 15 o 20 años menos que yo ni imaginaría. Pero yo sí, porque trabajo con mi cuerpo y el cuerpo me exige unas atenciones, una rutina de ejercicios, un par de veces a la semana de fisioterapia o un tiempo de natación que antes no necesitaba. Sin embargo, si ahora no lo hiciese, hoy no estaría aquí. No seguiría compitiendo. No podría seguir”.

Así es la radiografía de una excepción. “Yo convivo tanto tiempo conmigo mismo que ya no creo que sea una excepción”, ironiza. “Pero, sí, soy un atleta que se entrena a sí mismo… Quizás porque he vivido tanto… He estado en tantos sitios… Creo que puedo hacerlo sin problema, aunque yo mismo me pongo una condición: la de dejarme aconsejar mucho, la de no traicionar nunca las sensaciones. De hecho, le puedo decir que he reducido mucho el trabajo de calidad y no pasa nada por hacerlo. No se cae el mundo. A mi edad, ya no necesito entrenar tanto”. Quizás por eso es tan necesario volver a él, a García Bragado, a sus 48 años y a su nuevo desafío en el Europeo de Berlín. Quizás por eso él no se va nunca y es tan maravilloso poder contarlo. Y solo hay que rechazar que haya finales en la vida y lamentar el día que tú te vayas como si esto, en vez de un texto, fuese la letra de una canción. “A unos les importará más que a otros”, rebate Bragado, genuino representante de la eternidad. Y si no es eso cualquiera sabe lo que será, porque no puede uno equivocarse con él. De ahí que tampoco le preguntaré nunca qué necesidad tiene de seguir metido en estos líos, porque eso sería como negarse a ver el sol. Negarse a escuchar cosas mejores…, y yo no quiero ser así.

Prefiero recordar hace años cuando le veía entrenar en el parque de El Paraíso de Arcentales, el valle de Rift de Canillejas. También recordar cuando me contaba que su padre era taxista. Puede que su padre, que hoy tiene más de 85 años, no estuviese ni jubilado. Pero así de larga es esta historia de un hombre compitiendo contra sí mismo, descubriendo que podemos vivir cien años o que podemos no morir nunca. “No sé, no sé”, rebate. “Son cosas que usted dice. Yo, si acaso, le he instado a que analice la situación…Pero sí puedo decir que estoy bien y que  después de un 2017, que pudo ser mi año sabático, en el que mi cuerpo se había olvidado de competir, como si hubiese perdido la memoria, he podido volver. He sabido hacerlo compitiendo, preparándome en distancias más cortas”. De ahí que ni se les ocurra rechazar nada. Ni la medalla en el Europeo de Berlín ni los octavos JJOO de Jesús Ángel García Bragado, los de Tokio, con un corazón que seguirá latiendo por debajo de las 40 pulsaciones. La edad volverá a ser lo de menos.


Suscríbete a nuestro newsletter

Recibe en tu correo lo mejor y más destacado de LBDC

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí