Si bien las bebidas energéticas son ampliamente utilizadas por los deportistas como opción para mejorar su rendimiento físico y mental, existen muchos mitos y controversias en torno a su consumo.
De acuerdo a los grandes distribuidores, cada vez son más los consumidores que se animan a la idea de comprar Red Bull al por mayor, así como de otras marcas especializadas en la comercialización de este tipo de productos.
¿Cuál es el impacto real de las bebidas energéticas sobre el rendimiento deportivo?
Se estima que alrededor del 30,9% de los jóvenes ingieren bebidas energéticas de forma semanal, sobre todo, los que practican actividades que suponen importante gasto calórico.
De esta forma, los establecimientos que antes apostaban por comprar coca cola al por mayor, ahora invierten en abastecer el stock con diferentes marcas y presentaciones a fin de responder al crecimiento de la demanda. Frente a este escenario surge la inquietud acerca de las ventajas y riesgos que supone en el consumo.
Lo primero que debemos tener en cuenta es el origen de estos productos. En principio, las bebidas energéticas fueron diseñadas para uso exclusivo de los deportistas, ya que su formulación promete optimizar el rendimiento en disciplinas de alto impacto.
Gracias a ello, es común su presencia dentro del ámbito deportivo, incluso, son ampliamente consumidas por los atletas de élite. El problema se presenta cuando existe un descontrol en la ingesta, lo que suele ocurrir ante el desconocimiento de sus efectos.
Opiniones encontradas
De acuerdo a los expertos, la composición de estos productos favorece la recuperación después del entrenamiento. Sin embargo, puede llegar a perjudicar la salud cuando son consumidas de manera habitual o abusiva. Asimismo, aclaran que no cumplen una función hidratante incluso, pueden provocar el efecto contrario.
En este sentido, los profesionales invitan a no establecer vínculos directos entre una práctica saludable, como lo es el deporte, con el consumo explícito de estas bebidas.
Efectos de las bebidas energéticas
Más allá de las opiniones de los partidarios y detractores, no existe evidencia científica que demuestre un efecto nocivo claro, solo que pueden convertirse en un problema para la salud si se abusa de ellas. De esta forma, los fabricantes aseguran que ofrecen los siguientes beneficios:
Aumentan el rendimiento deportivo: la composición de estos productos mejora la capacidad de recuperación natural del organismo, lo que no solo reduce el cansancio en entrenamientos de resistencia, sino que favorece la concentración y la velocidad de reacción.
Incrementan el nivel de energía: a diferencia de lo que muchos piensan, el consumo no ofrece un efecto energizante, sino estimulante. Esto se debe a la acción de la cafeína sobre el sistema nervioso central, ya que genera una falsa sensación de vitalidad.
Aceleran el metabolismo: la cafeína es igualmente reconocida como elemento acelerador del metabolismo energético en reposo.
Otro factor clave en el análisis del efecto de las bebidas energéticas radica en su aporte calórico y la presencia de estimulantes.
Aunque todo depende de su formulación, en general, superan en calorías a las bebidas carbonatadas. Bajo la máscara de “energía” el contenido de una sola lata triplica la porción de azúcar diaria recomendada en cualquier dieta balanceada. Esto, sumado a la cafeína, suele provocar hábitos adictivos.
Por su parte, la taurina, guaraná y el resto de las sustancias estimulantes, aceleran el ritmo cardíaco e incrementa la tensión arterial, un factor de riesgo inminente para las personas con condiciones asintomáticas.
El problema es aún mayor cuando se acompaña de la ingesta de alcohol, ya que no solo se potencian los efectos, sino que tienden a provocar taquicardia o cuadros de ansiedad.
La forma recomendada de consumo
Los expertos aseguran que para aprovechar los beneficios que ofrecen las bebidas energizantes es necesario conocer su composición, empezando por la concentración de cafeína, seguido de la identificación de las sustancias estimulantes.
La concentración de estos ingredientes tiene que estar por debajo de lo que se considera peligroso, de esta forma, queda eliminado el riesgo de sufrir reacciones adversas solo con tomar una unidad del producto.
En conformidad con las recomendaciones de la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria, el límite máximo de cafeína para una persona adulta sana es de 300 mg diarios.
