Inicio Noticias & Blog Cinco momentos del atletismo olímpico que nos ponen los pelos como escarpias

Cinco momentos del atletismo olímpico que nos ponen los pelos como escarpias

El atletismo es el rey de los deportes olímpicos. De la antigua Grecia, a Río 2016, ha dejado en nuestras retinas (o en las de nuestros antepasados) momentos históricos y emocionantes. Hemos seleccionado cinco de los más impactantes del olimpismo moderno para que te enamores o te vuelvas a enamorar de la épica de la pista. Sabemos que hay muchos más -el puño en alto de los atletas negros en Mexico’68, el duelo entre formas de entender el atletismo y la vida de Ovett y Coe en Moscú ’80 o Derek Redmond cruzando la meta de los 400 ayudado por su padre en Barcelona ’92- nos quedamos con estos cinco.

1- Paavo Nurmi y los carros de fuego

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Vale, sí, ninguno de los presentes estuvo en los Juegos de París de 1924, pero si tuviéramos una máquina del tiempo seguramente son éstos los primeros que querríamos visitar. En ningunos otros podríamos ver a un atleta competir en cinco distancias distintas y llevarse el oro en todas ellas, como hizo el finlandés volador Paavo Nurmi, y contemplar el duelo entre Eric Liddell y Harold Abrahams que fue adaptado -aunque con algunas inexactitudes- en “Carros de fuego”. Y, qué caramba, ¡podríamos celebrarlo el París de los años veinte!

2- Jesse Owens contra el Reich

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Los juegos de Berlín de 1936 nos ponen los pelos de punta, pero no necesariamente para bien. Pensados a mayor gloria de Hitler, e inmortalizados gélidamente por el objetivo de Leni Riefenstahl en “Olympia”, no hubo en ellos mayor triunfo de la voluntad  que la que puso Jesse Owens, quien con sus cuatro oros se cargó de un plumazo las teorías acerca de la superioridad de la raza aria.

3- La locomotora checa y el ídolo finlandés

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La gran inspiración de Emil Zátopek era Paavo Nurmi, y como en el caso del finlandés, el checo logró sumar oros (y récords) en distancias tan distintas como los 5000, los 10000 y el maratón. Fue en los juegos de Helsinki -en los que, por cierto, Nurmi fue quién encendió el pebetero- y su victoria en el maratón, que corría por primera vez en la vida. Zátopek se pegó al favorito, el británico Jim Peters, quién le dijo al checo que llevaba un ritmo demasiado lento, con intención de cansarlo. La locomotora hizo récord olímpico.

4- Bikila 1960 – 1964

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Ganar un maratón no es un sueño al alcance de todos los mortales. Para hacerlo dos veces seguidas, y una de ellas, descalzo, hay que ser casi un semidiós. Es el caso de Abebe Bikila, quien se llevó la de Roma’60 inesperadamente, cuando era un desconocido. En Tokyo’64 repetiría. Aunque el destino no se portó bien con Bikila y a raíz de un accidente de coche quedó tetrapléjico, su espíritu continuó intacto y dedicó sus energías al tiro con arco, deporte en el que llegaría a ser seleccionado para el equipo paralímpico etíope.

5- Los Angeles’84 y una deuda de 88 años

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Los juegos de Los Angeles’84 tuvieron nombre de mujer. O mejor dicho, nombres. Porque además de una Evelyn Ashford en plenitud de facultades, que bajaba sin despeinarse de los once segundos para los cien metros y se colgaba también la medalla de oro en el relevo 4×100 (y a la que le quedaban aún dos Juegos más por delante),  Joan Benoit Samuelson fue en ellos la primera en poder colgarse al cuello un oro en la maratón femenina. Porque, eso sí, la primera mujer en cruzar la meta de una maratón olímpica habría sido una competidora llamada Melpómene, a la que no dejaron inscribirse en los juegos de 1896, pero que corrió en paralelo la carrera. Llegó una hora y media más tarde que el primer vencedor, Spiridon Louis, y otra mujer, Stamata Revithi hizo el mismo recorrido en solitario al día siguiente. Pero tenían que pasar todavía 88 años para que se remediara esta injusticia.

@mcalpena


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