"En el 58 me detuvieron por correr. Pensaban que había robado algo"

Imagen antigua del Trofeo José Cano
Imagen antigua del Trofeo José Cano

Hay voces más autorizadas que otras para hablar de atletismo, de su evolución, de su metamorfosis con el paso de los años. Una de ellas es la de Pepe Cano. Él da nombre a una de las pruebas más míticas y tradicionales del calendario nacional. El Trofeo José Cano cumple su edición número 39 en un contexto de masificación de carreras populares que hace tiempo que hace peligrar su supervivencia. Pero Pepe es testarudo y se dedica en cuerpo y alma para que esta carrera que ha llegado a tener en nómina a medallistas olímpicos y a atletas de hasta 15 nacionalidades distintas vea la luz. Los más jóvenes volverán a tener un protagonismo especial. Sobre atletismo y sobre la vida hablamos con Pepe, que no se muerde precisamente la lengua…

¿Cómo andas de fuerzas para esta 39ª edición, Pepe?

“Ahora mismo no es como cuando empecé, que era más joven y tenía más fuerza física. Ahora tengo una lesión de rodilla y ya no corro, camino. Pero tengo suficientes fuerzas mentales como para seguir a tope con la carrera. Nosotros empezamos el año 79 con la democracia y pensamos que esta carrera, por tradición, calidad y demás, tiene que existir toda la vida aunque yo ya no esté”.

“La veo como los últimos años. Por desgracia no podemos tener a los mejores como antes. Antes los atletas olímpicos, keniatas, no cobraban nada por venir a Canillejas. Entonces dábamos premios muy suculentos y venían por eso. Hoy en día, por ejemplo, si queremos traer a Mo Farah no podemos costearle ni el hotel. Hoy en día seguimos dando premios, pero fíjate que son de 1.500 euros en comparación con el millón seiscientas mil pesetas que habíamos llegado a dar en el 85. Igualmente, por prestigio vienen muchos atletas. Ganar Canillejas es un prestigio para el atleta y luego para las demás carreras. Luego les han contratado en Alcobendas, en la San Silvestre, etc. Antes venían los keniatas y con lo que ganaban se compraban medio Kenia. En el 84 se compraba uno un piso en España. Entonces por prestigio siguen viniendo buenos corredores. En el último, un marroquí hizo 28’10” y no hizo el récord porque en los últimos metros se dedicó a saludar. El circuito no es fácil, pero hay que saber correrlo. Tiene una cuestecita del kilómetro 5 al 6 que si no sabes correrla bien y te desgastas te puede matar. Los que corren bien y tienen fuerza pues tienen en el tramo final una ligera pendiente de bajada”.

¿Cómo ha evolucionado el Trofeo José Cano a lo largo de estas cuatro décadas?

“Te digo que evolucionar a nivel internacional no hemos podido evolucionar por el tema económico, pero nosotros en 1980 cuando empezamos con esta locura pensamos que nadie en el  mundo daba una medalla a todos los que participaban. Nosotros hicimos una medalla para 1.000 corredores porque pensábamos que con eso nos sobraba e hicimos la carrera y vinieron 4.000. Ya nos veías ahí dando un papel a los otros 3.000 con un ‘vale por una medalla’. Entonces era una innovación. Luego dimos trofeos hasta los 50 primeros de cada categoría. Era una época en la que la gente se volcaba con todo. Las señoras por la noche metían la cinta en las medallas, colaboraba todo el mundo. Yo pedía una furgoneta y me daban 10. Pedía bafles de sonido y me daban cinco. Ahora ha cambiado mucho y tienes muchos más gastos. Si quieres hacer una carrera decente y que todo el mundo sepa su tiempo tienes que gastar. Llegamos a sortear un coche para los espectadores, otro para corredores y le regalábamos uno al primero”.

¿Cómo vive Pepe Cano todo este auge del mundo ‘runner’?

“Creo que ahora este movimiento ‘runner’ ha revertido en otras carreras, me da un poco de pena. La gente del movimiento popular tiene que ser atlético, no solidario. Que una carrera en la que la gente compita y el primero gane con 40’ me parece algo desvirtuado. En Canillejas buscábamos buenos premios para que participaran los mejores. Ahora me da envidia Valencia y Barcelona. En Madrid el otro domingo hubo 18 carreras al mismo tiempo. Tú quieres hacer una carrera y compites con otras 17 y es imposible. A los corredores hoy en día no les enseñan lo que es el atletismo, la cultura, les han enseñado la vertiente más solidaria. Nadie quiere saber de atletismo. El runner quiere correr su carrerita y luego irse a su casa a las 10 y punto. No tiene ese afán competitivo. La esencia de un señor que entrena 10 o 15 kilómetros diariamente y va el domingo a luchar por su crono. Tiene el sentido de ir el domingo por la mañana a a una fiesta”.

Los niños, el mayor orgullo de Canillejas

“Para Canillejas el mayor trabajo que hay en la carrera son los niños. Tenemos 2h y media para dedicarnos a los niños. Tienen los mismos derechos y las mismas cosas que los mayores. Por ejemplo, Martin Berlanas en su momento se llevó una moto pequeña. Roberto Parra ha ganado la carrera 10 veces, Jesús España nos ha escrito hace poco y nos decía que para él Canillejas era como el Campeonato del Mundo porque no podía ganarla del nivel que había. El nivel que tenemos ahora ha bajado un poco porque ya no hay tantos niños apasionados por el atletismo. Otra de las cosas es que la culpa de que haya menos fondistas en España la tiene la Federación.¿Qué pasaba? Que los atletas españoles ganaban nuestras carreras porque éramos nosotros los que le pagábamos no la Federación. Ganaban dinero en estas carreras porque había premios muy suculentos. Antes se codeaban aquí con los mejores africanos y ahora van a mundiales y juegos y ni los ven. La Federación no les deja participar en carreras populares”.

Anécdotas para aburrir…

“Hace aproximadamente seis años dábamos un coche por sorteo. Entraban a la meta, se quitaban el dorsal y lo metían en unos cartones para luego hacer el sorteo por notario. Una niña hacia de mano inocente y sacó un dorsal. Yo al ver el dorsal vi que no estaba mojado ni nada. Fui a la oficina y pregunté por el propietario. Indagando un poquito no había entrado a la meta. Le llamé y resulta que era de Burgos y que no había corrido. Me dijo que no había podido ir porque se había puesto malo. La picaresca es que un amigo suyo de Madrid puso los dos dorsales en el sorteo. A partir de entonces dejamos de dar coche porque nos intentaban engañar. Eso fue para nosotros un hachazo, un golpe bajo. Luego hay otra anécdota que cuando volvimos a sortear y cuando le llamé al ganador me mandó a la porra y me colgó. Al cabo de cinco minutos me llamó para pedirme disculpas. Hemos tenido peores cosas en la carrera porque nos han llegado a robar todas las provisiones, nos quitaron toda la megafonía el año 84…Cuando estás en la calle es dificilísimo tener cosas agradables. Agradable es ver a los jóvenes salir. Al final tuvimos que hacer las carreras mixtas porque estábamos desbordados, no llegábamos a la carrera de los mayores. Se te ponen los pelos de punta verlos”.

“Poco he podido ver la carrera. De las 38 ediciones anteriores, 10 de ellas he acabado en el Hospital. Hay otra anécdota con Higuero. Había un camión que guiaba a los atletas keniatas. Eran seis y todos andaban siguiéndolo. Al camión se le rompieron los frenos y como estaban las calles abarrotadas de gente no pudo girar por dónde debía y continuó recto y los africanos lo siguieron. Higuero y Ricardo Serrano tomaron el camino correcto y entraron los dos primero y segundo. No sé si hubieran ganado, es una anécdota más. Como te he dicho, en la calle nunca sabes lo que va a pasar, se te puede cruzar un coche o lo que sea y a nosotros nos ha pasado de todo”.

Injerencia extranjera en Canillejas

“Nosotros en nuestros dorsales tenemos un lema. No nos llamamos runners. En nuestra época había también palabras inglesas que querían decir correr: jogging y footing. Pero por aquel entonces a alguien no le gustaba, pero es que ahora lo de ‘runners’ le viene muy bien comercialmente a alguien. Hay una franja de gente que se dice runner porque ahora corren todos, pobres y ricos. Antes solo corríamos los pobres”. “A mí en el 58 me detuvo la Guardia Civil por correr. Me esposaron, me llevaron al cuartel porque me dijeron que si corría era porque huía de algo. Entonces les dije a los guardia civiles que yo me dedicaba a acorrer. Me dijeron: “Encima en zapatillas”, como si fuera un delincuente. Tenía 12 años y me tuvieron todo el día en el cuartelillo acusándome de todos los robos habidos y por haber”.

¿Qué opinas de las carreras populares de hoy en día?

“Por lo menos lo del triatlón o los ‘spartan race’ son una innovación. Lo que no es normal es “vamos a inventar esta carrera para el divorciado”. Cualquier causa es buena para una carrera y no lo entiendo bien. Una carrera tiene que ser de casados, de divorciados, de viudos, de todo. Igual que lo de las carreras del cáncer. Hay 20 distintas. En Inglaterra lo unifican todo en una y funciona muy muy bien. No me vale que una empresa organice una carrera contra el cáncer y done un euro de la inscripción y se quede los otros 12. Yo hice las dos primeras en Madrid para la droga y nadie ganó nada. La megafonía nos la cedieron, todos los famosos iban para apoyar a la carrera y todo el beneficio neto era para la causa”.

Escucha la entrevista a Pepe Cano a partir del minuto 24:30 de los siguientes enlaces:



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