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Ahorrar energía corriendo

Nunca un debut en maratón había generado tantas expectativas. La puesta a punto del hombre del caché de 700.000 dólares, Mo Farah, continua centrando la atención de aficionados y entrenadores de todo el mundo antes de la cita Londinense.

En su último test competitivo, la media maratón de Nueva York, una de las cuestiones que no pasó desapercibida a los analistas, a parte de la caída y la pájara en meta de Farah, fue el contraste de estilos entre el corredor más rápido en la historia del maratón, Geoffrey Mutai, donde su tronco inamovible parecía que ”flotaba encima de un molinillo de viento” (sus piernas) y la acción mecánica del inglés, más amplia y forzada zancada tras zancada.

Tony Reavis, prestigioso comentarista de TV en la NBC, recuerda en su blog una conversación con el entrenador de Haile Gebrselassie, el Dr.Wolde – Meskel Kostre, antes de su debut en el maratón en Londres 2002, donde a la postre acabaría en el tercer cajón del podio. En esa charla, admitía que la conversión de Haile en un gran corredor de maratón debía pasar por transformar un coche deportivo en un coche de rally, ya que un coche deportivo era demasiado despilfarrador de combustible sobre la distancia de maratón.

En la factoría de Portland donde reside y entrena el inglés, el Nike Oregon Project, trabajan a contrareloj en el tema. Su entrenador, Alberto Salazar, el mito, puente viviente entre el presente y el pasado del legendario Oregon Runners Club,se muestra obsesivo con esta cuestión. Sirva de ejemplo uno de sus métodos revolucionarios que dio la vuelta al mundo, el uso con Mary Cain de un chaleco ecuestre con el fin de limitar unos hombros encorvados, manteniendo la barbilla y cabeza erguida.

Y Mo Farah es fuego, explosivo, un corredor de altos vuelos. Zancada amplísima, cadencia lenta y con un movimiento de brazos tremendamente marcado. El actual rey de la pista. El objetivo, tratar de corregir y aliviar esa presión repetitiva, buscando una mayor relajación y eficiencia en la marcha, con un menor consumo de oxígeno. Matt Mccue analiza en un artículo de Running Times los elementos correctivos en su salto a la distancia mítica: cambios en la técnica, incremento progresivo de kilometraje, trabajo de pesas, cambios significativos en los ritmos cómodos (fáciles) de entrenamiento volviéndose más exigentes (cercanos a 3:20”km) y la presencia de la máquina antigravedad (Alter G) y cinta de correr en el agua para complementar la carga.

¿Lo conseguirá? ¿Será la curva de aprendizaje necesaria para futuros intentos?

Los 42.195 metros de la Virgin London Marathon despejarán el enigma.

© iStockphoto.com/sezer66

 


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