Los movimientos en la oscuridad de Florentino Pérez para presionar a los árbitros deben poner en alerta al estamento arbitral, a la Liga y al FC Barcelona. No es normal la impunidad con la que se mueve entre bastidores, coaccionando al colectivo de forma reiterada durante toda la temporada para obtener trato de favor para su equipo. Es una pena porque denota una manera de funcionar de un país arcaica. Y porque pone en tela de juicio que la Liga española sea una competición justa. Una imagen que se traslada al mundo y que acaba afectando el prestigio de la propia competición. El gol de Lamine solo es la punta del iceberg.

El paso que debe dar el Barça (leer noticia)