El FC Barcelona es poco contundente en las áreas, esos pequeños pero transcendentales espacios en los que se deciden los partidos. Contra el Cádiz, el conjunto azulgrana volvió a suspender la asignatura de la definición: sólo metió un gol en 22 remates. Y fue de penalti. Si los tres puntos se escaparon del Camp Nou, sin embargo, no fue únicamente por la poca inspiración de los atacantes culés. La sangría defensiva también tuvo algo que ver.

El Barça no detiene la sangría defensiva (leer noticia)