Xavi aguanta los palos del sombrajo

Xavi Hernández, entrenador del FC Barcelona

Xavi Hernández, entrenador del FC Barcelona / VALENTÍ ENRICH

Juan Manuel Díaz

Juan Manuel Díaz

El sombrajo, según el diccionario de la RAE, es un “reparo o resguardo de ramas, mimbres, esteras, etc., para hacer sombra”. Vamos, un entoldado precario y de urgencia hecho con cuatro cañas y algunas ramas con el que protegerse de la intemperie. Esa es la impresión deportiva que transmite el Barça a día de hoy, y en estas condiciones arrancará esta tarde en El Sadar, envuelto en la tormenta perfecta.

Eliminado de la Champions tras una nueva humillación frente al Bayern; fuera de los puestos europeos en la clasificación de la Liga; a 16 puntos del líder, que para colmo es el Real Madrid; empatado a puntos (23) con el Espanyol; y con solo 2 de ventaja sobre Osasuna, que encima podría superarle en la tabla. La guinda, un reguero de lesiones que obliga al técnico vallesano a recurrir a Luuk de Jong como delantero de referencia. 

Obligado a creer

Xavi regresó al Camp Nou decidido a recoger la senyera blaugrana del suelo, agitarla y tocar arrebato, pero en poco más de un mes ha descubierto que está aguantado los palos del sombrajo y le faltan manos. Pese a todo, envió en la previa del partido de Pamplona un mensaje optimista consciente de que, más allá de las limitaciones, el Barça está obligado a competir, aunque sea sin la brillantez de otros tiempos.

Quizás no esté a la altura del Bayern, tal vez el Real Madrid y el Atlético vayan un paso por delante, pero hay plantilla (cuando se recuperen lesionados como Ansu, Pedri, Alba o Memphis) para acabar el campeonato entre los cuatro primeros, para pelear la Copa y la Europa League. Es lo que hay, que dijo Ronald Koeman, pero ni más ni menos. La camiseta del Barça obliga a librarse de complejos y deberán empezar esta tarde en El Sadar.

La clave: El técnico blaugrana necesita reactivar el orgullo de la plantilla de forma urgente