Sánchez Arminio no puede seguir mangoneando los árbitros

Sánchez Arminio no estuvo para muchas explicaciones

Sánchez Arminio no estuvo para muchas explicaciones / IGNASI PAREDES

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Llámenme ingenuo o tonto, pero yo soy de los que durante muchos años he confiado en la honradez de los árbitros hasta que la realidad me ha dejado en evidencia. Dicho en otras palabras, era de los que pensaban que no recibían órdenes teledirigidas ni actuaban de mala fe. Pensaba que pitaban lo que veían y como humanos que son, se equivocaban algunas veces. Llegado a este punto tengo que confesar que mis argumentos de buena fe se van a pique y me asaltan intenciones radicales. La organización arbitral está desfasada, se ha quedado caduca y es víctima de un estilo de gestión donde se premia mas la fidelidad que el talento, prefieren el silencio antes que la valentía. Es un estamento mas propio del siglo pasado que del 2017.

El sistema arbitral español necesita un cambio profundo, transparente y urgente. Cayó Villar como consecuencia de dirigir la Federación durante 29 años como si fuera su finca particular pero se ha quedado su lugarteniente mas fiel. Sanchez Arminio esta agarrado al sillón del Comité Técnico de Arbitros desde 1993. Lleva ¡24 años! poniendo y quitando colegiados con unos criterios inescrutables. Falta profesionalidad, exigencia y rigor. Sobra amiguismo, oscurantismo y sueldos agradecidos. Esto vale para el Comité de Arbitros y para todos los demás, incluidos Competición y Apelación. El nuevo presidente de la Española, cuando salga elegido, tiene que hacer tabla rasa. La revolución que ya llegó a la UEFA y la FIFA, tiene que continuar en una Federación donde los derechos adquiridos valen mas que la capacidad personal.

No puede ser que el mismo árbitro que no vio un gol como una casa en Valencia, vuelva a tener un error garrafal cuatro días después señalando un penalti que no era. Cuando lo normal hubiese sido darle un descanso para que pagara su pifia monumental, se le da otro partido como si no hubiera pasado nada. El Barça en una semana ha sido víctima de dos errores que le han quitado ni mas ni menos que cuatro puntos. Cuatro puntos que ahora no se les da el valor que tienen pero que pueden ser decisivos en la clasificación final. Ahora pasan como dos pifias arbitrales pero en el mes de mayo pueden costar el título de Liga.

El Barça no puede seguir con los brazos cruzados. Callar y esperar es una mala estrategia. Hay que capitanear una renovación a fondo de la organización arbitral, no en busca de privilegios sino de justicia. Hay que saber jugar las cartas en las próximas elecciones de la Federación Española y exigir que los estamentos del fútbol se pongan al día como ha sucedido en las organizaciones internas de los clubs. No todo se acaba con la puesta en marcha del VAR o la instalación del ojo de halcón, hay muchas cosas mas que cambiar en especial a los directivos como Sanchez Arminio que se creen intocables y eternos.