La bota, la pierna y el cerebro de oro

Entrega Bota de Oro a Leo Messi

Entrega Bota de Oro a Leo Messi / David Ramírez

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Otra Bota de Oro. Y ya van cinco. Y aquí sí que no hay discusión ni posibilidad de hacer trampas, amañar votaciones, dar por buenos los votos de un tío que no existe de un periódico que ya lleva un montón de años cerrado... No, aquí el que más goles marca es el que se lleva el premio. Por eso tiene más valor que aquellos que se otorgan por opiniones que muchas veces están influidas por intereses de todo tipo, económicos, comerciales o de las cuotas de poder en eso que hemos dado en llamar altas esferas, cuando en realidad no son más que pequeñas miserias.

Tiene mucho mérito lo de Messi, un genio de metro setenta de estatura, alejado de los estándares de los goleadores fuertes, altos y potentes que han de abrirse el camino hacia las redes contrarias frente a defensas de metro noventa y ochenta y cinco kilos. Es cierto que ha habido algunos tipos bajitos que han hecho del gol su modus vivendi. Ahora mismo recuerdo a Gerd Müller y a Romario, perdónenme si me dejo a alguno, Puskas, por ejemplo. Dos excelentes rematadores, el alemán y el brasileño. Muy diferentes, eso sí, el primero dotado de un fino olfato para saber dónde caería el balón o intuir el destino de un rebote en el área pequeña; el segundo, un auténtico artista, un virtuoso capaz de inventarse un remate en un palmo de terreno, de recrearse con una cola de vaca que dio la vuelta al mundo, ¿recuerdas, Alkorta? Ambos fueron muy pero que muy grandes como goleadores, pero, eso sí, solo goleadores.

Messi es otra cosa. Sin estar, en principio, llamado a ser por sus condiciones físicas un goleador, lo es y pasará a la historia como tal. Pero cuando dentro de unos años nuestros hijos expliquen a nuestros nietos quién era Messi, no dirán "el mejor goleador", dirán el mejor futbolista de todos los tiempos. El mejor goleador, el mejor creador, el mejor regateador, el mejor asistente, el mejor lanzador de faltas. O sea, bota, pierna y cerebro de oro. 

Para analizar la influencia de Messi en el fútbol basta con constatar su dominio en un noventa por ciento de las facetas que se desarrollan en este deporte. Menos de portero, y quizá de central, yo creo que Messi sería el mejor en todas las posiciones. Desde luego, de medio campo para adelante, con toda seguridad. Y de lateral, tiene la velocidad, sentido ofensivo, regate y precisión en el centro que hoy se exige a los mejores en este puesto. Como digo, de central, con 1'70 sería más difícil, pero igual que es el mejor goleador, podría también destacar de zaguero central.

¿No se inventó un nuevo rol de "9", el falso "9" que se estudiará en las escuelas de fútbol como un fenómeno insólito?, pues podría también crear una función diferencial del central, un falso central... desde luego, nadie garantizaría mejor salida de balón que él, sería como empezar la música celestial desde lo más lejos posible de la portería rival... Perdonen que tal vez fantasee, ya me he extasiado ante la pantalla del ordenador, es lo que sucede cuando imaginas a Messi, porque a Messi no se le imagina, a Messi se le disfruta. Y es que todo cuanto uno pueda imaginar en el fútbol lo puede crear y ejecutar Leo. Por eso es Dios. 

Vuelvo a la Bota de Oro, a sus cinco Botas de Oro, a sus más de seiscientos goles. Si tienen ocasión de revisarlos en esta maravilla que es youtube, se darán cuenta de que Leo ha marcado muy pocos goles feos, fáciles o de chiripa. El ochenta por ciento de sus goles tienen algo de especial, empezando por la fantástica vaselina que le clavó al Albacete a pase de Ronaldinho, allá por mayo del 2005, pasando por el maradoniano tanto al Getafe y acabando con sus últimas obras de artes que tenenos recientes en la memoria, las dos faltas al Espanyol y el hat trick al Levante.

Trece años con cientos de goles imposibles, geniales, con toques de distinción absolutamente inimaginables. No cabría en esta página una loa a todos ellos, así que les invito a verlos en internet. Y una vez vistos y disfrutados, todavía percibirán a Messi más divino de lo que ahora le sienten. 

Dijo el martes Messi, al recibir su quinta, que no será la última, Bota de Oro, que jugar en el mejor equipo del mundo lo hace todo más fácil. Seguro que tiene razón, que jugar junto a Ronaldinho, Eto'o y ahora Suárez le haya ayudado. Y con toda seguridad, asociarse con Xavi e Iniesta todavía mucho más. Pero resulta que todos estos fenómenos se han ido y él sigue marcando goles y ganando partidos prácticamente solo. Aquello de Messi y diez más, una entelequia absoluta, en el caso de Leo tal vez esté cerca de ser realidad. 

EL IMPARABLE DECLIVE DE MOURINHO

Se va de la Premier por la puerta de atrás, como un perdedor. Mejor dicho, le han echado como a un fracasado, porque fracaso es tener antes de Navidad al Manchester United sexto a diecinueve puntos del Liverpool, a dieciocho de City y a once de los puestos de Champions. El declive de Mourinho es imparable, se ha quedado sin ideas ni argumentos. Ya no es solo Guardiola, el rival que en la lucha Barça-Madrid fue la obsesión que le hizo perder los papeles y tomarse el fútbol como una guerra que había que ganar a cualquier precio, con malas artes, provocaciones, insultos y agresiones... ¡a patadas! En esa lucha quemó Mourinho su imagen y quedó como el entrenador del antifútbol, él sabrá porqué decidió caer tan bajo.

En cualquier caso, como digo, ya no es solo Guardiola. También son Klopp y Pochettino, entrenadores, ambos, que han desplegado en Inglaterra un sistema de toque y asociación que poco a poco se ha ido imponiendo en un espacio hostil como el inglés y que ha superado al resultadismo a toda costa de Mourinho. Hace ya tiempo que Mou no cuenta en la elite del fútbol mundial, su fútbol, su táctica y su método de gestión del vestuario han quedado desfasados, se le ha pasado el arroz, se ha quedado anclado en el pasado y apenas le queda algo de nombre para seguir engañando a quien quiera ser engañado. Puede que sea el Madrid, pues Florentino Pérez está tan desesperado que volver a aquellos tiempos de bronca podría seducirle para maquillar las miserias futbolísticas de su equipo. Y créanme, si es así, nos vamos a divertir. 

Cara

JOAQUÍN

37 años y quinientos partidos en la Liga. Joaquín Sánchez está viviendo una segunda juventud en su Betis del alma, es uno de los puntales del equipo de Quique Setién, tal vez el equipo que, ahora mismo, está ofreciendo el mejor fútbol de la Liga. Joaquín, genio y figura, es una muestra más de que los viejos rockeros nunca mueren.  

Cruz

RUBI

De la misma que hace un mes y medio destacamos su mérito en el arranque de temporada del Espanyol, ahora hay que responsabilizarle de la caída en picado del equipo blanquiazul. Más allá del nivel de la plantilla, hay planteamientos, alineaciones y lecturas de partidos que delatan claramente que el entrenador ha perdido el norte.