Sin tiempo para las lamentaciones en Girona

Aday Benítez y Juan Carlos, desolados tras la derrota ante el Elche

Aday Benítez y Juan Carlos, desolados tras la derrota ante el Elche / EFE

Carles Rosell

Duro revés para el Girona, que vuelve a quedarse sin ascenso de la forma más cruel posible, algo que se ha repetido más de una vez a lo largo de la última década. Al tremendo batacazo le sigue, sin pausa ni descanso, el obligado proceso de construcción de la plantilla.

Hay poco margen para reestructurar el vestuario, teniendo en cuenta que el inicio de la próxima liga está a la vuelta de la esquina, aunque en Montilivi gozarán de algunas semanas más de descanso. La dirección deportiva trabajaba estas últimas semanas con dos escenarios, pero ahora que ya se sabe que nuevamente se competirá en Segunda, la cruda realidad obliga a tomar un camino ya trazado. Se le reduce el presupuesto al, hasta ahora, plantel más caro de la categoría. Habrá que desprenderse de algunas fichas imposibles de asumir, con lo que el futuro de hombres como Cristhian Stuani, Borja García o Samu Sáiz, entre otros, está en el aire.

MUCHA INCERTIDUMBRE

A bote pronto, media docena de cedidos ya han dejado de formar parte del club. Cristhian Rivera, Brian Oliván, Maffeo, Brandon, Ignasi Miquel y Jordi Calavera ya son historia. Como también el meta Asier Riesgo y Jonatan Soriano, cuyo contrato ha expirado. Cuentan con un año más, hasta el 2021, los porteros Bounou, Juan Carlos y José Suárez. A ellos se les unen Bernardo, Alcalá y Aday. Con contrato hasta el 2022 encontramos a Juanpe, Ramalho, Mojica, Maxi Villa, Diamanka, Jairo, Granell, Gumbau, Borja y Kévin Soni. La vinculación hasta el 2023 es para Samu Sáiz, Valery, Gallar y Stuani, mientras que los uruguayos Santi Bueno y Joaquín Zeballos están atados hasta el 2024.

Esto no significa que todos los jugadores con contrato vayan a seguir. Dos de los futbolistas que este último curso han estado cedidos a otros equipos de Primera, como es el caso de Bernardo y Bounou, están más fuera que dentro. Sus buenas actuaciones han hecho que el portero sea del agrado del Sevilla, dispuesto a negociar a la baja la cantidad de su opción de compra, que asciende a 4 millones de euros. Pero el gran temor de la afición es perder a Cristhian Stuani. Todo un ídolo en Montilivi, capaz de marcar 31 goles esta última temporada. El ariete mostraba ayer en redes sociales su enfado por la expulsión sufrida ante el Elche. “Pasan las horas y no encuentro explicación a tanta injusticia. Solo puedo hacer una cosa y es volver a levantarme, como he hecho en toda mi vida”, escribía en Twitter, además de agradecer el apoyo de la afición sin hablar de su futuro inmediato.

En clave institucional, el primero en abrir la boca fue el presidente Delfí Geli: “El golpe ha sido duro. Persistiremos, no nos rendiremos y lo volveremos a intentar porque tenemos claro que este proyecto es a largo plazo, nos queremos consolidar y ser cada vez más grandes”.