Mi gato no soporta el collar isabelino, ¿qué puedo hacer? Consejos para ayudar a tu felino

Para los gatos el collar isabelino puede ser una tortura

Te contamos como hacer este elemento más cómodo

Mi gato no soporta el collar isabelino, ¿qué puedo hacer? Consejos para ayudar a tu felino

Mi gato no soporta el collar isabelino, ¿qué puedo hacer? Consejos para ayudar a tu felino

El collar isabelino es un elemento muy importante en los animales domésticos recién operados para evitar que se lesionen después de una cirugía. También funciona para aplicarles pomadas en infecciones o en heridas sin que se quejen ni se nieguen a ello, por eso es importante que tu gato se acostumbre a llevarlo en este tipo de situaciones pero no siempre es fácil.

Para algunos gatos el collar isabelino puede ser una tortura, conocido popularmente como 'el cono de la vergüenza, este complemento desata el estrés de los felinos al llevarlo porque les impide tener una movilidad normal o hacer cosas tan básicas como beber agua o comer.

Cambia el collar por algún arnés

Mientras todavía necesite el collar isabelino si sueles sacar a tu gato al exterior puedes cambiarle el cono por un arnés o perchera que lo reemplace. De esta forma, tendrás controlado a tu gato y evitarás que se sienta incómodo o estresado, sobre todo cuando tenga que subir escaleras o quieras subirlo al coche.

Deja el espacio despejado y tranquilo

Si tu felino ha sufrido una cirugía y necesita utilizar el collar isabelino, asegúrate de que no hay ningún objeto o elemento con el que se pueda tropezar en el interior del hogar. Déjale espacio suficiente para moverse sin tirar cosas y sin hacerse daño ni estresarse.

Busca un sitio tranquilo, aislado de ruidos, para que tu minino descanse en casa y pueda sentirse seguro. Colocarle un cojín en su cama para ayudarle a nivelar la cabeza mientras duerme es un buen recurso para garantizarle un buen descanso.

Comprueba que es la talla correcta

El collar isabelino puede ser de tallas diferentes ajustables al tamaño de un gato. De esta manera, se evitan posibles incomodidades en el animal o irritaciones en su cuello. Es importante que, cuando se lo coloques, compruebes que se puedan meter dos dedos con comodidad entre el cuello del felino y el collar isabelino.

Con la comprobación de los dos dedos entre el collar y su cuello, podrás asegurarte que no le restrinja su capacidad de respiración o de tragar. Además, garantizas que no se le salga. De la misma forma, debes revisar que no se creen nudos entre el pelaje del gato y el collar o la venda de sujeción, algo muy común en felinos de pelo largo.

Alza los platos de agua y comida del gato

Beber agua o comer puede ser un gran reto para un gato que use el collar isabelino. Para ayudarle, es importante elevar sus platos de comida y agua o moverlos de manera que, al acercarse, el collar no los tire, no los pueda golpear.

Asegura una higiene correcta

Otro aspecto esencial es mantener limpio el collar isabelino de tu gato para evitar que pueda sentirse incómodo mientras lo usa o llegue a sufrir una infección o alergia. Para limpiarlo correctamente quitale el collar a tu gato y pásale un trapo húmedo y después sécalo para evitar que quede ningún rastro de humedad en su pelaje.

Usa alternativas al collar isabelino en gatos

Si ni aún así has conseguido que se acostumbre existen otras alternativas para el collar:

  • Bodies de bebés prematuros: Sus tamaños van bien para un gato y solo tendrás que recortar la zona que va en la cola, de esta forma se taparán las heridas dorsales y abdominales.
  • Body para gatos: También existen estos bodies diseñados para gatos, no son muy caros y son geniales para que los felinos no puedan rascarse o lamer esas zonas concretas del cuerpo después de una castración.
  • Collarines inflables: estos rodean el cuello pero no afectan a la visión de los gatos.
  • Collarín de material goma eva o de tela: más suaves y flexibles que los de plástico pero difíciles de encontrar en el mercado, se pueden encontrar en centros veterinarios.
  • Calcetines en las patas: que no las compriman en exceso para evitar que el gato se frote una herida con las propias patas.