Messi ondea la bandera de la unidad en Can Barça

Capitán dentro y fuera del campo. Crítico y constructivo, el papel de Leo Messi ha sido decisivo para que el ambiente que rodea al primer equipo del Barça se transformase radicalmente en tan solo un par de días. La derrota ante Osasuna, que dejó al equipo azulgrana sin opciones de ganar el título de Liga, supuso un golpe tan duro que Messi explotó justo al terminar el partido. Su cara lo decía todo. 

Pero tres días después, tras golear al Alavés en Vitoria, su semblante era mucho más relajado. Y sus palabras, más conciliadoras. ¿Qué ocurrió entre medias? 

Básicamente, que Quique Setién y Leo Messi hablaron de tú a tú. Sin intermediarios ni mensajes que pudieran ser malinterpretados. Lo hicieron cara a cara, el pasado sábado, en la víspera del partido de Mendizorroza. 

El entrenador también habló, de forma individual, con el resto de capitanes del equipo, pero fue la conversación con Leo la que sirvió para calmar los ánimos y despejar definitivamente las dudas sobre el banquillo y liquidar los rumores sobre un posible cambio de entrenador. Setién se sentará en el Camp Nou el 8 de agosto ante el Nápoles: ese partido se ha convertido en el nuevo objetivo del nuevo Barça, el que salió reforzado de Vitoria. 

vitoria, trampolín a europa

El partido ante el Alavés no significaba nada en los clasificatorio, pero estuvo lleno de contenido: el Barça cuajó un buen partido y goleó, Messi marcó dos goles (que le aseguraron el Pichichi, el séptimo de su carrera, cifra récord en la historia de la Liga), demostró una prometedora afinidad con los más jóvenes y poco después del pitido inicial, pidió hablar ante las cámaras. 

del enfado a la conciliación

“Ya nos hemos dicho todo lo que nos teníamos que decir. Ya hemos hecho autocrítica. Ahora nos toca tener tranquilidad”, zanjó el capitán, que incluso citó palabras de su entrenador. “Como decía el técnico, hemos tenido partidos muy buenos, minutos muy buenos, pero debemos mantenerlos durante los 90 minutos”.

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 El mensaje de Messi resumió la tregua del vestuario: entrenador y jugadores se han conjurado para pensar solo en el Nápoles. Atrás quedan las diferencias y polémicas que han salpicado el camino de Setién desde que en enero fuese nombrado entrenador del equipo. La Champions aún es posible (ganar cuatro partidos asegura el título) y todos han llegado a la conclusión de que toca aparcar las diferencias y aunar esfuerzos. 

En la conversación entre Setién y Messi (según algunas fuentes, fue una charla de una hora, aunque otras fuentes la sitúan en unos 20 minutos), entrenador y capitán llegaron a un acuerdo: no tenía sentido enfrascarse en un cruce de declaraciones. Había que ceder, tragarse el orgullo y pensar en el bien colectivo.

Así fue. Los intereses del equipo están por encima de unos y otros: la situación del equipo, que ha llegado físicamente muy justo al final de Liga y que tendrá sancionados de peso frente al Nápoles, es delicada, pero no irreversible, por lo que el esfuerzo de vestuario y cuerpo técnico se enfoca a eliminar al Nápoles y a partir de ahí, intentar llegar lo más lejos posible en la Champions. 

la tormenta escampó

“Ahora necesitamos un poco de tranquilidad, este parón, limpiar la cabeza”, dijo Setién, que dejó entrever que el equipo ha llegado exprimido y desgastado al tramo final del campeonato y que necesita unos días de desconexión total. Nadie le asegura que la próxima temporada vaya a ser el entrenador del equipo, aunque tiene contrato en vigor, pero la charla con Messi y la buena imagen del equipo en Vitoria le aseguran un clima de paz hasta el 8 de agosto. La tormenta escampó.