La 'revolución silenciosa' de Jordi Ribera

Jordi Ribera se hizo cargo de la selección española en septiembre de 2016 en un momento realmente complicado meses después del fiasco que supuso quedar fuera de los Juegos de Río con Manolo Cadenas en el banquillo.

Ese KO en el Preolímpico por un solo tanto en el 'goal-average' general al haberse producido un triple empate con Suecia y con Eslovenia dejó fuera a los Hispanos y abrió un cruento debate sobre la necesidad imperiosa de renovar el equipo de manera inmediata.

Se hablaba hace casi seis años de veteranos a los que aún restaba mucho balonmano como Raúl Entrerríos (35 años por entonces), Julen Aguinagalde (33) e incluso Joan Cañellas, quien todavía no había cumplido los 30. “Era una especie de psicosis que lo invadía todo”, llegó a confesar el seleccionador a SPORT en una entrevista.

Poco amigo de decisiones traumáticas ni de tremendismos, Jordi Ribera inició una transformación paulatina con la progresiva inclusión de caras nuevas sin olvidar el cariño y la confianza con los más experimentados. Y el resultado ha sido siempre una mezcla perfecta que no deja de ser sinónimo de éxitos.

Sin olvidar la baja por lesión de los hermanos Dujshebaev (Álex y Dani), de los 16 que se vistieron el 10 de abril de 2016 en Malmoe ante Suecia en ese duelo que dejó a España sin Juegos, solo seis estarán este domingo en Budapest: Gonzalo Pérez de Vargas y Rodrigo Corrales, Dani Sarmiento, Jorge Maqueda, Gedeón Guardiola y Joan Cañellas. Además, habría que sumar a Antonio García, lesionado durante el Europeo.

De forma paralela y ante la ausencia del retirado Entrerríos o de los veteranos Viran Morros, Julen Aguinagalde y compañía, en este Europeo ya están siendo muy importantes jugadores de la nueva generación como Aleix Gómez, Ian Tarrafeta, Iñaki Peciña, Miguel Sánchez-Migallón o un Agustín Casado que está maravillando. Y en la recámara están otros como el talentoso central Pol Valera, del Fraikin Granollers.

Por cierto, que los analistas europeos destacan por encima de todo el sensacional planteamiento de Ribera frente a Dinamarca y su capacidad para exprimir al máximo los recursos de que dispone.

Y es que quizá España no tenga lanzadores en la primera línea del nivel de los Sander Sagosen, Mikkel Hansen o Dika Mem, pero atesora tanto talento como los que más y una ilusión y una fortaleza defensiva que anuló a los daneses en la segunda parte.