Luis Ángel Mate, a los 39 años, ganó ayer la etapa de la Vuelta a Portugal. Después de doce años, ocurrió el milagro. El Lince volvió a reencontrarse con el triunfo.
Es un fenómeno. Todos lo sabemos. Un ciclista de los que hace equipo y de los que no necesita ganar para crear afición.
Y él no se cansa de demostrarlo.
Incluso ayer, a los 39 años, Luis Ángel Maté se pegó un lujo ganando la sexta etapa de la Vuelta a Portugal y ganar nunca es fácil.
Hacía doce años desde que no lo lograba.
Pero ayer fue ese día tras 168 kilómetros entre Penamacor y Guarda que ya nunca se olvidarán para él, Luis Ángel Maté, el ciclista del Euskaltel que nació en Marbella en 1984.
El Lince logró así el que es el tercer triunfo de su larga carrera tras una etapa en el Tour de San Luis argentino en 2011 y otra en la Ruta del Sur francesa en 2012.
Y esa alegría no se puede disimular.
“La verdad es que estoy exultante”, declaró. “Porque, además, me ha hecho mucha ilusión ver muchas camisetas naranjas y muchas ikurriñas por el recorrido”.
Luis Ángel Maté, por encima de todo, representa una forma de ser distinta, única.
Tal y como explicó en una entrevista con BICIO, él enfoca su profesión desde lo más natural: “Hay que ser un poco loco para ser ciclista o, más bien, loco de remate. Le diría más. He comprobado que la locura no tiene vacuna después de tantos años de profesional. De otra forma no aguantarías. Cualquiera que haya estado en el pelotón sabe de lo que habló”.
La realidad es que a los 39 años sigue ahí.
Y sin fecha de caducidad.
“Mi motivación no corre peligro”, asegura él. Un ciclista que no sólo utiliza la bicicleta para trabajar sino también como medio de transporte, hasta para hacer los recados. “No tengo ni coche”. Porque además es un hombre comprometido con los demás. “Yo sólo voy al pequeño comercio”.
