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“De ciclista, me levantaba a las 5 de la mañana para desayunar una chuleta”

La salud traicionó a Enrique Cima, que era un ciclista ganador, destinado a marcar una época: 27 triunfos en tres años. Pero encontró consuelo en el periodismo, donde hizo una carrera brillante hasta que se jubiló hace 11 años. 

 

Siempre quedará la duda de hasta donde podría haber llegado Enrique Cima (Lugones, 1952). Un ciclista ganador que logró dos triunfos de etapa en la Vuelta a España y que se tuvo que retirar cuando todavía se sentía con energía suficiente. Pero la salud emitió su veredicto en contra. Fue en 1982. La medicina no encontró solución. Recuerda que se le oprimía el nervio ciático y que no hubo manera de corregirlo. “En 1985 entré de redactor en ‘La Nueva España'”, recuerda.

Tiene 71 años.
Estoy bien. Lo único es el ácido úrico. Siempre lo he tenido. Incluso en mi época de ciclista. Me tuve que retirar en un Giro en el que iba quinto por culpa del acido úrico. Ahora, reconozco que soy mal paciente, porque me gusta comer. Me cuesta cambiar hábitos. Recuerdo que en mi época de ciclista me levantaba a las cinco de la mañana para desayunar una chuleta. Ahora no hubiese pasado.

Pero fue usted un buen ciclista.
Sólo lo corrí tres años.  Pero reconozco que fueron muy intensos. Gané 27 carreras. Sobre todo, fue una buena experiencia para la vida. Hice de jefe de filas, y eso te cambia. Aprendí a prepararme bien las cosas, a coger referencias. Disfruté y,  además, gané un dinero  que me permitió comprarme el piso cuando entré en el KAS, que entonces tenía un gran equipo.

Luego, fue periodista
Sí. Saqué el título por la tercera vía. Si llevabas 10 años trabajando te lo concedían y fue lo que pasó conmigo. De hecho, cuando corría en bici ya escribía artículos para ‘La Nueva España’ hasta que tuve que dejarlo porque en mi época los ciclistas no podíamos escribir.

Y se quedó sin escribir.
Pero en el 83, una vez que me retiré, me llamó Julio Puente del periódico para colaborar. Y luego en el 85 ya entré de redactor en plantilla. Y, a partir de ahí, cubrí informaciones de todo tipo.

Pero lo que le diferenciaba era el ciclismo.
De hecho, me convertí en el primer periodista de prensa escrita que iba en moto. Luego, hacía las  crónicas después de la etapas en máquina de escribir y las enviaba por fax.

¿Qué diferencia al ciclismo del periodismo?
Son cosas diferentes. Pero le diría que en muchos casos ser periodista es más difícil que ser ciclista. De ciclista trabajas cuatro o cinco horas. Luego, te dan masaje y a descansar. Pero de periodista sabes cuando empiezas pero no cuando acabas: duermes en hoteles a 100 kilómetros de la salida y en un día podías hacer fácilmente 300 o 400. Acabas fatigado.

Sin embargo, ahora se puede hacer la crónica de una etapa desde el sofá de casa tomando una cerveza.
Pero a mí me gusta vivirlo y contar lo que ves de verdad. En mi época, como yo iba en moto, los compañeros me preguntaban que veía o que había visto. Había ciclistas que te engañaban. Recuerdo una vez en una etapa en Pau en el Tour en la que llegaron escapados Hinault y Perico y Álvaro Pino nos decía que iba pegado a ellos. Tuvieron que ser las fotos las que demostraron que no

¿Y cuándo se jubiló del periodismo?
Hace once años. Ya había sido suficiente. Desde 1984 a 2013. Me jubilé a través de un contrato relevo. Pero ahora todavía sigo haciendo reportajes. Cuando me lo pide algún jefe. Pero tampoco me prodigo mucho porque no quiero que los compañeros se enfaden ni quitarle trabajo a nadie.

Hay mucha precariedad en el periodismo.
Cuando me prejubilé, el subdirector me dijo, ‘aprovecha, que se está poniendo la profesión muy dura’. Recuerdo que me llamó un viernes por la noche y no lo dudé. El martes ya había firmado. Ahora, y con el sueldo que yo tenía antes, se paga a dos compañeros.

Solo duró usted tres años en el ciclismo.
Tuve un problema. Me salían bultos en las piernas que oprimía el nervio ciático y era incompatible con la posición del ciclista en el sillón. Se me amontonaba el dolor.  Me pellizcaba y no podía.

Y lo tuvo que dejar.
Me faltó salud. Con la medicina de ahora se hubiese corregido. Pero siempre me quedará saber hasta donde pude llegar. Yo gané dos etapas a Hinault y una contrarreloj a Eddy Merckx en el Tour de Romandia.

Fue cuando pasó al periodismo.
Fui al Tour de enviado especial desde el 84 al 97. Pero ahora sigo yendo por mi cuenta. Una semana al Tour y otra a la Vuelta. Me gusta ver las caras de los ciclistas para ver como sufren. Nada más que ves la cara de un ciclista sabes si lo pasa bien o mal. Ahí no hay engaño. Yo también había sido ciclista.

 


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