Las lágrimas de Djokovic

Estamos acostumbrados a ver las pasionales celebraciones de Novak Djokovic. Pero nunca le habíamos visto llorar, menos aún en una rueda de prensa

NEUS YERRO

Fue lo que sucedió el pasado fin de semana en Boise (Idaho, Estados Unidos), después de lograr el punto que dio a Serbia el pase a las semifinales de la Copa Davis 2013.

'Nole' se había torcido el tobillo en el tercer juego del partido al ir a por una bola larga. Hizo uno de esos deslizamientos tan suyos en una superficie tan adversa como la pista dura 'indoor'. Esta vez, el tobillo no lo resistió.

Fue una imagen fea, pero Djokovic, tras ser atendido, volvió a la pista para doblegar a Sam Querrey. Sin embargo, la procesión iba por dentro. Hoy sabrá mejor qué esperar de las próximas semanas. Se hará una resonancia magnética y otras pruebas en Montecarlo, donde la semana que viene debería estar compitiendo "pero no puedo asegurarlo.

Debo evitar que se agrave y tendré que tomar la decisión más inteligente. Me encantaría jugar pero habrá que ser realistas y si no se puede". No desea correr riesgos. Ya los corrió en Boise. Toda la tensión, todo el sufrimiento, salieron a flote en la rueda de prensa.

"Las emociones son fuertes, jugar por Serbia es un honor y un placer. Pero, por otro lado, mi lesión no pinta bien, para nada. Así que no sé, no sé, Espero que todo acabe bien", pudo articular ante de romper a llorar. Una imagen que vale más que todas las palabras que el número uno mundial pudiera decir.