Sin intensidad ni corazón no hay Liga

Yoni supera a Mascherano y Ter Stegen para marcar el 2-0 del Málaga - Barça

Yoni supera a Mascherano y Ter Stegen para marcar el 2-0 del Málaga - Barça / Javi Ferrándiz

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Difícil de explicar lo visto en La Rosaleda. Y más si tenemos en cuenta que horas antes, la Liga se abría de par en par tras el empate que el Atlético Madrid arrancaba en el Bernabéu. Un acicate más para salir enchufados frente al Málaga. Pues nada más lejos de la realidad. El Barça hizo gala de dos defectos letales cuando se mide a un equipo con las ideas claras detrás y una cierta velocidad arriba: la lentitud y el ser previsible en sus acciones.

La circulación parsimoniosa y los desplazamientos cantados permitieron que el Málaga replegara con cierta comodidad y acumulara cuatro o cinco jugadores en defensa. Si a esto añadimos el estrepitoso error de Mathieu, llegamos al descanso con el 1-0 y unas pésimas sensaciones.

Demasiados regalos. Nunca gusta señalar a nombres propios en las derrotas dolorosas, pero ayer es imposible pasar por alto a tres jugadores que no estuvieron a la altura de la trascendencia del encuentro: Mathieu y la jugada del 1-0 y la pareja formada por André Gomes y Denis Suárez. Ambos centrocampistas demostraron no tener el ritmo competitivo necesario a estas alturas de campeonato. Los cambios si no se hacen en dinámica positiva conllevan riesgos muy altos.

Y como último detalle, dos preguntas: ¿por qué el equipo no jugó de inicio con el corazón y la intensidad que lo hizo con el marcador en contra? ¿El Real Madrid ofrecerá algún tropiezo más que permita al Barça reengancharse a la competición?

Lo cierto es que el mazazo de ayer en La Rosaleda es de los que duelen e invitan a reflexionar sobre el uso o abuso de las rotaciones. La Liga 2016-17 estaba difícil, pero con ocasiones perdidas como la de Málaga se pone casi imposible. Ahora se trata que el revés anímico no afecte lo más mínimo al partido de Champions.