La Última

La 'humildad' de Cristiano

Lluís Mascaró

El 26 de enero del 2010, en SPORT hizimos una portada que generó polémica: “CRISTIANO: PROVOCADOR, AGRESIVO Y CHULO”. El día antes, el portugués le propinó un injustificable codazo a Mtiliga que rompió la nariz del jugador del Málaga. Pérez Lasa le expulsó. Y el delantero del Madrid se quejó amargamente por una tarjeta roja que consideraba inmerecida. Hasta los medios de comunicación de Madrid criticaron la actitud de Ronaldo. “Cristiano, de nuevo ángel y demonio”, aseguraba el AS. De aquella agresión y de aquella portada han pasado casi tres años. Pero nada ha cambiado. Hoy podríamos utilizar los mismos adjetivos para calificar al portugués. Porque su actitud, dentro y fuera de los terrenos de juego, continúa siendo la misma. O peor. Cristiano Ronaldo se ha convertido en el futbolista más odiado del mundo. Por méritos propios. Digan lo que digan los que quieren defender lo indefendible.

Las imágenes de Cristiano hablan por sí solas. Y frases del estilo “me silban porque soy guapo, rico y muy bueno” hacen el resto. 'Lobo' Carrasco hizo el martes por la noche en 'Punto Pelota' una definición perfecta del problema que sufre el portugués: “A Cristiano le sobra fútbol para salir aplaudido de los terrenos de juego”. Es verdad. El delantero es un grandísimo jugador, el segundo mejor del mundo. Pero se ha granjeado la antipatía universal de los aficionados -a veces incluso de los de su propio equipo- con su actitud chulesca y provocadora. Sus gestos en Mallorca, respondiendo a los insultos del público, fueron una demostración más de de su carácter prepotente. Hasta Caparrós, técnico balear, le afeó su comportamiento: “Tendría que demostrar más humildad, porque como futbolista lo tiene todo”. Humildad. Una cualidad indispensable para ser una buena persona. Cualidad que, evidentemente, Cristiano no posee.

Según el Diccionario de la Real Academia, la humildad es la virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento. O, como dijo Ernest Hemingway, la humildad es el secreto de la sabiduría y del poder. Y, futbolísticamente hablando, el secreto para conquistar el reconocimiento mundial y acumular Balones de Oro. Como hace Messi. Porque Messi es tan bueno (mejor dicho, más bueno) como Cristiano Ronaldo pero no se lo cree. Y si se lo cree, no lo demuestra. No estoy diciendo que Messi sea la perfección convertida en jugador. Pero habría que rebuscar mucho en los archivos videográficos para encontrar tres actitudes antideportivas del crack blaugrana.

Hoy, en una entrevista que publicamos en SPORT, Messi muestra ese lado humilde que se le exige a las grandes estrellas: “Cuando me comparan con Dios o me llaman Messías intento quedarme un poco al margen”, asegura sonrojado ante la pregunta de nuestro compañero Javier Miguel. Y es que Messi, como dijo ayer el presidente Sandro Rosell a un grupo de niños, de chulo no tiene nada.