LA ÚLTIMA

La barcelonitis de Ibra y Mou

Lluís Mascaró

Ibrahimovic y Mourinho padecen la misma enfermedad. Se llama barcelonistis. Es un virus no letal que provoca alteraciones de la realidad y reacciones alérgicas ante cualquier éxito blaugrana. Lamentablemente para ambos, no tiene curación. Una vez inoculado, el virus de la barcelonitis acompaña al infectado el resto de sus días. Los enfermos sufren, en ocasiones, graves episodios de frustración y desconcierto, con pérdida del sentido común y brotes de ridiculez. Los síntomas aumentan su virulencia cuando los infectados son humillados deportivamente por el Barça. Como le ha pasado a Mourinho en las dos últimas temporadas. O como le sucedió el pasado martes por la noche a Ibrahimovic. Curiosamente, los futbolistas o entrenadores que han fracasado en su etapa blaugrana (caso de Ibra y Mou) son los que tienen más riesgo de contraer esta dolorosa enfermedad. Una enfermedad para la cual todavía no se ha encontrado cura. Aunque desde la caverna mediática se hace todo lo posible para combatirla...

Que a estas alturas de la película todavía existan personajes que se atrevan a cuestionar las victorias del Barça resulta patético. La teoría de la conspiración inventada por la prensa de Madrid se ha sostenido siempre en la mentira. Mourinho quiso darle credibilidad convirtiéndose en el principal valedor de la misma. Al técnico portugués no le importó instalar la crispación en el fútbol español ni destrozar todos los valores del madridismo. Su objetivo era desacreditar los triunfos del equipo de Guardiola a cualquier precio. Y en lugar de presentar batalla futbolística en el campo, se dedicó a engañar a propios y extraños. Mourinho, impotente ante la avalancha de títulos del Barça (13 de 16 posibles), apostó por la estrategia de la confrontación, arrastrando con ella a sus futbolistas y a su presidente. Se llevó por delante a Valdano, que no aceptó su juego perverso. Y ahora quiere aniquilar también al capitán Casillas, el único que se atreve a cuestionar sus métodos en el vestuario.

Ibrahimovic parece dispuesto a convertirse en el alumno más aventajado de Mourinho. Infectado de barcelonitis cuando comprobó que el número uno del mundo no era él, sino Messi, el delantero sueco tuvo que abandonar el Camp Nou por la puerta de atrás. En el Milan volvió a sentirse el amo del universo, hasta que el sorteo de la Champions le deparó un enfrentamiento de cuartos de final contra el Barça. Ibrahimovic evidenció, entonces, una fuerte recaída. Se repitieron los síntomas. Y el martes, después de perder 3-1 y hacer un pésimo partido, sufrió un grave episodio que culminó con esta patética frase: “Ahora entiendo a Mourinho cuando viene el Camp Nou”.

El rebrote del virus fue, como se puede apreciar, muy virulento. Al delantero sueco le salió espuma por la boca, como cuando llamó `filósofo¿ a Guardiola. Pero Pep se lo tomó con calma. Entonces y ahora. Los títulos le avalan. Y ante frases necias, lo mejor es hacer oídos sordos. Aunque a veces cuesta...