Sepa cómo ha cambiado Emery al PSG

El PSG quiere hacer historia en el Camp Nou

El PSG quiere hacer historia en el Camp Nou / PSG

Albert Masnou

Albert Masnou

"Aún 90 minutos más…”, “Aún 90 minutos más…” Esta es la frase que repetía Unai Emery a todos sus jugadores del PSG mientras les daba un golpe en el pecho a modo de felicitación por su partido contra el Barcelona en el Parque de los Príncipes (4-0). Unai no quería euforias pero el vestuario, según cuentan, era incapaz de frenarse porque el resultado servía para colocarse con un pie y medio en los cuartos de final de la Liga de Campeones, el trofeo que el PSG persigue desde que en 2010 cuando QSI entró en el club. En seis temporadas, ha efectuado una inversión de unos 700 millones de euros en fichajes cuando era club  que acostumbraba a gastarse unos 10 millones cada verano. El objetivo era claro pero los octavos se estaban convirtiendo en un obstáculo imposible de saltar.

Quien vive desde entonces en una nube es Nasser Al-Khelaifi porque ve que, por fin, el club está listo para dar el paso adelante que tanto ansiaba. Y que le pedían desde Qatar. El presidente del club, un habitual en el vestuario, felicitaba a los jugadores tras el encuentro contra el Barcelona y volvió a bajar cuando la semana pasada el PSG se impuso por 1-5 al Marsella. Son dos partidos que han marcado al equipo por haber alcanzado un nivel jamás visto hasta ahora. Hoy aún las imágenes de estos encuentros los emiten de forma regular en las televisiones del vestuario del centro deportivo en Saint-Germain en Laye como referencia. “Son nuestro ejemplo”, dicen los jugadores.

Atrás han quedado los momentos de frustración con el nuevo técnico o esa racha de final de año (1 victoria de cinco). Desde entonces (21 de diciembre), el PSG encadena 15 partidos sin perder sumando 14 victorias y un solo empate, el cosechado tras la resaca del 4-0 del Barça.

Pero, ¿cómo cambió el psg?

El equipo no es el que fue. Ni a nivel de confianza, ni físico, ni de juego. El PSG de Emery ha modificado su estilo con respecto al de Blanc pese a que ha tenido que cambiar algunas de sus ideas iniciales que le llevaron a enemistarse con alguno de sus jugadores. A Emery, un obsesionado por los detalles, la plantilla le solicitó reducir las largas sesiones de video a las que le sometía. Estaban cansados de tanto rollo e incluso hay una imagen en el entrenamiento previo al partido contra el Barcelona que demuestra este hecho. Ben Arfa se retira del entrenamiento y en el túnel de vestuarios le recrimina a un ayudante de Emery su insistencia en algunos detalles. “Gritas demasiado, déjanos jugar, nos provocas dolor de cabeza”, grabaron las cámaras.

Al técnico le pidieron también que pusiera freno a sus cambios porque las consignas no eran asumidas por el grupo, en parte porque su francés no era especialmente bueno. Tuvo que ralentizar la mutación táctica.

Emery también fue críticado por cargarse la jerarquía establecida en o por desplazar a algunos jugadores. Reculó a veces (ponía a Matuidi a la banda), penó a otros (Ben Arfa y Di Maria) pero siempre con todos, ni con los suyos, Krychowiak o Jesé.

Interpretar a Emery no ha resultado fácil para el PSG porque cambió muchas cosas. Nada más empezar buscó que el equipo dejara de ser ese conjunto letal a inicio de curso pero que se iba apagando como una vela hasta disolverse como un azucarillo cuando llegaban los octavos de final de la Champions.

Los jugadores

Se insistió mucho en el aspecto físico en pretemporada tanto que el equipo careció de chispa y Emery se llevó las primeras críticas. No obstante, ahora se encuentra en su apogeo físico. Se buscó un pico de fuerza para cuando se deciden los títulos mientras que hasta ahora se alcanzaba el cenit en los primeros meses de temporada. Fue un aspecto clave porque el PSG empezó a pensar como un equipo grande y no como ese que se conforma con títulos domésticos (4 últimas ligas, 3 últimas copas, 4 últimas Supercopas). “Ahora ya sabemos qué quiere y cómo lo quiere”, dice Marquinhos.

Y lo que quiere Emery se resume en dos palabras: iIntensidad y presión. A partir de ahí busca que el equipo esté bien físicamente, que la presión sea alta para recuperar rápido la pelota y pillar al rival desprevenido y buscar con rapidez la portería contraria. Así han llegado muchos goles, como el de Draxler contra el Barça. La presencia de un jugador tan intenso defensivamente como Cavani marca el paso al resto de jugadores. “Ninguno como él”, admite Verratti.

Emery también pretende introducir al juego de Blanc (posesión y el 4-3-3) una mayor velocidad, una nueva marcha para sorprender a los rivales.  “Antes había una exageración en la conservación de la pelota. Hoy es un PSG más letal, va a la yugular”, aseguran desde dentro el vestuario. 

Precisamente una de las mutaciones de Emery es el rejuvenecimiento del equipo. Si antes los pesos específicos del equipo superaban los 30 (Ibra, Maxwell, Thiago Silva, Motta), hoy los líderes del equipo son otros (Verratti, Marquinhos, Rabiot, Cavanni…) hasta el punto que la media de edad de los jugadores que se enfrentaron al Barcelona era de 25 años. Se ha producido un cambio generacional.

Lo que empezó como una lucha casi en solitario, Unai Emery va ganando adeptos en el PSG. Se han ido acostumbrando a su obsesión por los detalles, por la repetición de movimientos en los entrenamientos y por las sesiones de video. Aun así, hasta hoy se sorprenden cuando descubren que fue capaz de ver hasta 8 partidos del Barça antes de medirse a ellos. Con Blanc, no estaban habituados a ello.