No nos cansamos de rescatar marcas y logros de un país, Japón, que respira atletismo por los cuatro costados. Disciplina, trabajo, pasión y genética. Pero sobre todo las tres primeras. Correr es una religión en el país nipón, que suele ofrecer unas competiciones de categorías y absolutas de primerísimo nivel y con un número ingente de atletas logrando marcones al alcance de pocos.
De hecho, recientemente contábamos los increíbles resultados de una media maratón universitaria, el Hakone Ekiden Yosenkai Half Marathon, que congregó a más de 500 atletas en busca de un billete para los Campeonatos Universitarios del próximo mes de enero. En esta carrera librada en el barrio de Tachikawa de Tokio (un circuito cerrado de 2,6km al que se dieron varias vueltas) hasta 60 atletas bajaron de 63′, mientras que en el Mundial de Gdynia ‘solo’ lo hicieron 58.
Adolescentes preparados para volar
El caso es que, tal y como informan los compañeros de ‘Japan Running News, un blog muy recomendable sobre noticias de atletismo japonés en inglés, hasta 22 jóvenes de ‘High School’ han rebajado los 14 minutos en la prueba de 5.000 metros en pista. Una auténtica barbaridad, más teniendo en cuenta que el anterior récord era del año 2010, cuando 12 alumnos rebajaron esa marca. Ese año Kenta Murayama fue el estudiante más rápido (13:49:45). Kosuke Ishida logró este pasado mes de julio un registro de 13:36.89, batiendo el Récord Nacional sub’16 de Hidekazu Sato (13:39.87). Dos meses después, aún lo mejoraría (13:34.74). Taishi Ito alcanzó los 13:36:57.
Una de las principales razones para esta mejora, aseguran, es el de las zapatillas, que se vienen notando también en las grandes competiciones internacionales en un 2020 plagado de plusmarcas mundiales a pesar del contexto de pandemia. Otros motivos que se esgrimen son precisamente esa reducción del número de pruebas, que ha ayudado a mantener las piernas frescas y a preparar mejor las pocas carreras celebradas.
