Pulseras de actividad: ¿para qué sirven y cuál comprar?

Publicado por
Victor-PreMarathon
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En este artículo intentaremos dar respuesta a la pregunta que muchas veces me lanzan cada vez que publicamos un artículo sobre pulseras de actividad diaria o me ven con una de ellas puesta: ¿esos cacharros sirven realmente para algo? La respuesta más sincera podría ser que “depende de ti”. La realidad es que el mismo modelo puede acabar arrinconado en un cajón junto al pelador de piñas de la teletienda o convertirse en un accesorio imprescindible para nuestro día a día, bueno, tan imprescindible como puede llegar a ser un reloj de pulsera.

Antes de ver para qué sirve una pulsera de actividad tendríamos que aclarar qué es y para qué se pensaron inicialmente. Los monitores de actividad, ya se enganchen con un clip a un bolsillo o los llevemos en la muñeca insertados en un brazalete (los más habituales), no son más que un dispositivo que registra nuestro movimiento mediante un acelerómetro interno de tres ejes. Los datos que aporta el acelerómetro interno son procesados por un algoritmo que es capaz de categorizar (unos mejor que otros) si ese movimiento es debido a que estamos andando o simplemente nos hemos dado la vuelta mientras intentamos dormir en una noche de verano. En resumen, detectan movimiento y lo transforman en “pasos”, una unidad de medida “estándar” para estimar(*) nuestra actividad a lo largo del día. Pasos con los que se calculará la distancia recorrida teórica y las calorías consumidas a lo largo del día, en función de nuestra edad, peso, altura y sexo.

(*) Las pulseras, al llevarlas en la muñeca contabilizarán como pasos “ficticios” algunas actividades donde estamos quietos y sólo movemos los brazos (ej. limpiar cristales).

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Durante las horas de sueño, la pulsera registra nuestro movimiento, más bien, nuestra quietud, para darnos datos sobre la cantidad de horas de sueño y la calidad del mismo, horas de sueño profundo o ligero.

Ya sabemos lo que hacen, registrar nuestra actividad diaria en forma de pasos, distancia y calorías, así como nuestro descanso nocturno. Ahora bien, estos datos no sirven de nada si no les damos alguna utilidad real en nuestro día a día.

  • Motivación: en todas las pulseras es posible fijar una meta diaria de pasos (o calorías quemadas) acorde con nuestra forma física, convirtiendo a estas pulseras en un instrumento que motive a aquellos que llevan una vida sedentaria. Quizás sólo lo consiga durante los primeros meses, lo que dura la novedad de llevar una pulsera de actividad, pero puede que ya hayan integrado alguna rutina de ejercicio físico en su vida diaria, suficiente para compensar cualquier gasto de una pulsera de actividad.
  • Alertas de inactividad: si saben cuando nos movemos, también saben cuando llevamos tiempo sin hacerlo. En la mayoría de pulseras podemos activar una alerta de inactividad que nos avise cuando llevamos una hora sin movernos y que se anularán al dar unos cuantos pasos. Haciendo caso a estas alertas, cumpliremos con uno de los principales consejos para aquellos que sufrimos dolores de espalda al estar todo el día frente a una pantalla de ordenador.
  • Medir el descanso: el registro estadístico de nuestra actividad (se visualiza en la app móvil o en la web) puede permitir a muchos deportistas ajustar correctamente la carga de entrenamiento en función del descanso efectivo (horas de sueño y calidad del mismo) y de la actividad física realizada en los días anteriores.
  • Control del peso: aunque contar calorías no es la “panacea” a la hora de controlar nuestro peso, nuestro cuerpo no reacciona igual a 100 calorías de una manzana que a 100 calorías de arroz o 100 calorías de bollería industrial, las pulseras de actividad y las aplicaciones móviles que permiten registrar los alimentos que comemos pueden ser una buena herramienta para intentar llevar un balance energético negativo en nuestro día a día (más calorías quemadas por ejercicio de las ingeridas en alimentos y bebidas). Además, estas herramientas nos pueden ayudar a ir concienciándonos sobre que alimentos son los más calóricos de nuestra dieta y qué actividades pueden suponer un mayor gasto calórico. En este artículo desarrollamos con más detalle cómo controlar nuestro peso con una pulsera de actividad y las opciones que ofrecen las diferentes plataformas móviles.

Las funciones anteriores son las básicas que incluyen “casi” todas las pulseras de actividad. Si sólo buscamos esas funciones no es necesario gastar más de lo necesario, pudiendo decantarnos por alguno de los modelos económicos que ya hemos probado en esta web: la Jawbone UP Move, la Xiaomi mi Band o la vivofit.

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A partir de las funciones básicas, conteo de pasos y sueño, algunos usuarios sacan utilidades “increíbles” como el control de la actividad física en niños pequeños con diabetes que les ayude a calcular correctamente la administración de insulina o el potencial enorme en programas de salud (deporte/sueño) en centros geriátricos.

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Pulseras de actividad: más allá de contar pasos.

El problema real de las pulseras de actividad, y por lo que muchos pensáis que no sirven para nada, es que las funciones anteriores no son imprescindibles. Es decir, pueden ayudarnos a cambiar hábitos sedentarios, pero no nos aportan nada que necesitemos utilizar en el día a día de nuestra vida. Por esa razón, la industria empezó a añadir funciones “extras” a la monitorización de la actividad diaria, y son justamente esas las que hacen que algunos las llevemos en nuestra muñeca de continuo:

  • Reloj:  cambiar nuestro reloj por una pulsera de actividad con pantalla suele ser uno de los motivos principales para extender el uso de ésta más allá de los primeros meses. En pulseras con poca duración de batería puede no ser su principal ventaja, pero en modelos como las vivofit (1 y 2), con un autonomía de un año, no tendremos que preocuparnos por ello.
  • Cronómetro: muchas pulseras disponen de un modo cronómetro con el que podremos registrar de forma individual los pasos y calorías consumidas en un determinado ejercicio. Los nuevos modelos como la vivofit 3 o la fitbit alta registran de forma automática los ejercicios que hagamos sin necesidad de iniciar ningún cronómetro.
  • Despertador silencioso: las pulseras con alertas por vibración son un perfecto despertador que evita los sobresaltos (tuyos y de tu pareja) que provocan los despertadores con sonido (la razón por la que llevo casi un año con la Xiaomi mi Band).
  • Correr/andar: las pulseras de actividad no llegan a ser tan precisas como los GPS para calcular la distancia recorrida, pero casi. Los modelos de Garmin son especialmente fiables al poder calibrarlos con la distancia de nuestra zancada al andar y correr.
  • Pulsómetro clásico: algunas pulseras de actividad (garmin y polar) se pueden conectar a una banda torácica de pulso al igual que los pulsómetros clásicos.
  • Pulsómetro óptico: uno de los grandes avances en las pulseras de actividad ha sido la inclusión de los sensores ópticos de frecuencia cardíaca. Fitbit fue la primera en hacerlo con su Fitbit Charge HR (y la nueva Charge 2), a la que siguieron la vivosmart HR de Garmin y el Polar A360. Aunque su precisión no es aún tan buena como las bandas pectorales (no detectan tan rápido los cambios bruscos), en la mayoría de deportes se compensa esa pequeña imprecisión con la comodidad de medir el pulso en la muñeca.
  • Natación: aunque en la práctica es relativamente sencillo detectar mediante acelerómetros internos, el componente principal de una pulsera de actividad, el número de largos que hacemos en una piscina, por ahora sólo hay una pulsera que lo haga: misfit shine Speedo. Mientras no haya más modelos, los relojes específicos para natación, como el Garmin Swim o el vivoactive, están aún por encima en cuanto a funciones y datos mostrados se refiere.
  • Avisos inteligentes: la mayoría de pulseras de actividad incluyen algún tipo de función “inteligente”, desde el simple aviso de llamada (útil para aquellos que siempre llevan el móvil en el bolso o en la mochila) hasta notificaciones de mensajería instantánea.
  • Estética: aunque lo menciono en último lugar, quizás sea uno de los principales motivos por el que acabemos llevando la pulsera durante más tiempo. Al final, una pulsera de actividad no deja de ser un accesorio de vestir, donde la estética prima sobre las especificaciones técnicas la mayoría de veces. En este aspecto, tanto Jawbone con su UP2, como Fitbit con su modelo Alta y la nueva Flex 2, van un paso por delante respecto a las demás.

Pulseras de actividad: ¿Cuál elegir?

Vista la función principal y los usos más comunes que le podemos dar, mi consejo, salvo que busquéis una con pulsómetro óptico, es no invertir mucho dinero en la primera que compréis y pensar siempre en que la tenéis que llevar a diario (estética). Además, tened en cuenta las funciones secundarias más que el propio conteo de pasos. Para que os sirva de ayuda a la hora de decidir cuál comprar, hemos resumido las funciones y características principales a tener en cuenta de las pulseras de actividad más vendidas en la siguiente tabla:

(click para ampliar)

Si también estáis pensando en adquirir un reloj-gps, tened en cuenta que la mayoría de ellos ya incorporan las funciones de monitorización de actividad diaria, es decir, salvo que no lo queráis llevar a diario (por dimensiones o estilo), podéis utilizar el reloj-gps como un único gadget para todo.

Para completar la información de tabla anterior os dejamos el listado con los enlaces a las reviews y análisis completos que hemos publicado hasta la fecha:

Espero que os haya parecido interesante este artículo sobre la utilidad (o inutilidad) de las pulseras de actividad y, como siempre, tenéis el apartado de comentarios para contarnos vuestra experiencia con las pulseras de actividad o preguntarnos cualquier duda que tengáis. Podéis seguirnos en nuestra cuenta de Twitter @GadgetsCorredor para estar informados de todas las noticias relacionadas con el deporte y la tecnología.

PreMarathon.com @PreMarathon (Victor)

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