El Senado suele ser un espacio más o menos tranquilo, en el que el volumen de la política española, siempre alto y en estos momentos aún más, está un par de tonos por debajo. Pero este miércoles logró lo que no había conseguido dos días antes el Congreso: que Salvador Illa, un dirigente normalmente flemático, ofreciese síntomas de tensión e incomodidad.

Illa da nuevos detalles de su reunión con Koldo pero subraya que no compró material a la trama: "Lo puedo decir en latín" (leer noticia)