La épica victoria en Granada supuso una sobredosis de adrenalina sobre el césped de Los Cármenes. Abrazos, gritos de desquite y satisfacción por ver recompensada la gran actuación del equipo. Fueron unos pocos minutos de máxima felicidad para volver inmediatamente después a la 'vida real'. Tras el choque no hubo ningún discurso emotivo ni ninguna proclamación ambiciosa, y es que la plantilla del Barça tiene muy claro que debe seguir manteniendo un perfil bajo. De ello se encargan los pesos pesados, conscientes de que las últimas experiencias no dejan espacio a la más mínima relajación.

Máxima prudencia en el vestuario del Barça (leer noticia)